El Premio de Novela Ateneo de Sevilla presentó, ayer martes "Últimas noches del edificio San Francisco" de la gallega Blanca Riestra (A Coruña, 40 años) y "Horizonte Aquí", del periodista Alejandro Narden (Plasencia, 33 años), ganadores respectivamente de los premios Ateneo de Sevilla y Ateneo Joven de este año. Ambas novelas se ambientan en Marruecos y se centran en la relación de los occidentales con el reino alauita, pero a través de distintos tiempos y acercamientos.
El editor de Algaida Miguel Ángel Matellanes, sello encargado de publicar a los textos ganadores, lamentó durante la conferencia de prensa telemática que a la pandemia no se pudo realizar la acostumbrada cena y ceremonia en la capital andaluza con Riestra y Narden, quienes también participaron en la presentación.
La obra ganadora de la categoría de novela, "Últimas noches del edificio San Francisco", se ambienta en Tánger en 1957, cuando el estatus de zona internacional estaba en su fin pero aún quedaba una pequeña comunidad de europeos y norteamericanos bohemios como William Burroughs y Jane Bowles, que encontraban los placeres y las libertades que no eran permitidas en sus respectivas patrias.
Riestra describe el libro como un producto de su afición hacia Paul y Jane Bowles, un matrimonio de escritores estadounidenses cuya relación se mantuvo por más de tres décadas en paralelo a los amoríos homosexuales de ambos. La autora, que también ha escrito "Anatol y dos más" y "La noche sucks", describe que la ciudad era hace no mucho “un museo vivo de los años de gloria del protectorado” y que tanto España como Marruecos poseyeron por mucho tiempo la noción de “la libertad al otro lado del estrecho”
No obstante, el país ha visto grandes cambios y conflictos en las últimas décadas y esto se refleja con "Horizonte Aquí", el ganador de Ateneo Joven en esta edición. Narden, alias de Alejandro Martín, vivió en Rabat donde impartía clases en un instituto y poco a poco fue recopilando historias que inspiraron su novela. Las historias cruzadas en el reino alauita de un español en busca de una exnovia en la tierra de nadie entre Sáhara Occidental y Mauritania, y un matrimonio franco-marroquí de 40 años revaluando su relación son mostradas con una veracidad casi periodística.
“Los relatos de los migrantes son reales”, ha confesado Narden, quien considera que el libro “es y no es biográfico”. El escritor ha señalado que por mucho tiempo a Marruecos se le fue inculcada un velo de “exotismo cercano” surgida de una visión colonial y paternalista. Sobre la interrogante sobre dónde estaba la línea entre relatar y adueñarse de una historia foránea, ha argumentado que bien si un autor solo responde a a su propia verdad, también “hay historias que hay que saber rechazar porque nunca serán tuyas”.