Como muchos otros países del mundo, en Bulgaria esperan con gran entusiasmo la fiesta de la Navidad. Son fechas entrañables que se viven principalmente en familia y rodeados de amigos. Las ciudades y pueblos del país se llenan de luz y color y es el momento en el que salen a relucir las tradiciones más ancestrales. Algunas de ellas son propias y autóctonas, mientras que otras son universalmente conocidas.
Bulgaria es un país ortodoxo, de ahí que algunas costumbres y tradiciones puedan ser diferentes a las del rito católico. Precisamente 40 días antes de la llegada de la Navidad comienza un tiempo en el que no se puede comer ningún ingrediente animal. Todo ha de ser vegetal, así se limpia y se purifica el cuerpo y el alma para la llegada del nacimiento de Jesús. Este tiempo concluye el día 24 de diciembre. La madre de la familia prepara un pan muy típico, que el padre reparte durante la cena a toda la familia e invitados.
Curiosamente la la Nochebuena en Bulgaria se celebra tanto el 25 como el 26 de diciembre. No es por capricho, sino que tiene su base histórica. Hay que tener en cuenta que durante la época comunista en Bulgaria estaba prohibido celebrar la Navidad, de ahí que muchos búlgaros tenían que inventarse una fiesta diferente. Realmente no disimularon mucho, ya que esta fiesta la desarrollaban el día 26.
Tras la caída del comunismo volvió la Navidad a su día de siempre, pero la otra fiesta había calado tanto en el corazón de los búlgaros que también se mantuvo. De ahí que hoy sean dos días los que tenemos en Bulgaria para reunirnos como si fueran uno. Imaginaros por tanto lo que puede ser aquello, especialmente desde el punto de vista gastronómico. Si a algunos con una comilona ya nos vale, en Bulgaria con dos días seguidos ya me contaréis.
Eso sí, la comida de Navidad en Bulgaria no puede llevar ni carne ni productos lácteos, al igual que los platos que se preparan para la noche de Fin de Año, también sin carne ni grasas animales. Lo curioso del caso es que, por tradición, en Navidad se han de preparar siete platos y en Noche Vieja nueve. En algunos lugares del país cambia, pero con la condición de que el número de platos sea impar. Hay quien también prepara doce platos, coincidiendo uno con cada mes del año. Son las tradiciones las que mandan, ¿no?.
Estos platos suelen ser pimientos rellenos de arroz, alubias, compota de manzana, mucha verdura como repollo, champiñones, lechuga, coles, ensaladas, frutos secos, dulces, etc… Todos los comensales deben al menos probar cada uno de los platos para que el año venidero esté lleno de suerte y salud. Ya el día 25 sí se pasa a la carne, y casi todo lo que se come es carne a la barbacoa. Después de 40 días sin probarla ya había ganas…
Hay otras costumbres que son las típicas de siempre. No falta en la Navidad búlgara el árbol lleno de adornos y lucecitas, la nieve, los niños escribiendo cartas a Papá Noel… Por cierto, los regalos se entregan la mañana del 25 de diciembre, conocido antiguamente como el día de la matanza, ya que en él se llevaba a cabo la matanza del cerdo al acabar el tiempo de abstinencia de la carne. La familia se reúne otra vez en torno al árbol para abrir sus regalos.
La noche del 31 de diciembre no difiere en mucho a lo que estamos acostumbrados a ver en otros lugares. Esa noche también se cena en familia y, más tarde, los jóvenes se lanzan a la calle para festejar la llegada del nuevo año. No puede faltar en esta cena el banitsa, un pastel de hojaldre relleno de queso y huevos, y el baclava, un pastel muy dulce de hojaldre con nueces y sirope de azúcar. A las 00.00 horas los niños hacen un ritual con un palo decorado con palomitas, llamado survachka.
Realmente no hay grandes diferencias con respecto a otras navidades. Estas tradiciones no hay que llevarlas a rajatabla, pero son las que han existido desde siempre. Sí es muy popular que los koleradite, los típicos pastores, vayan cantando villancicos por las calles y plazas de los pueblos y ciudades después de la medianoche. Según marca la tradición, estos koleradite han de ser los hombres jóvenes, comprometidos o casados recientemente. Suelen visitar las casas, llamando a las puertas, y van vestidos con ropas populares.
Un último detalle: si vais a celebrar la Navidad al estilo búlgaro, no podéis retirar la mesa durante la Noche Vieja, ya que existe la creencia de que la Virgen y los santos pueden bajar para probar lo que habéis preparado. Lo dicho, costumbres y creencias populares que han pasado de generación en generación a lo largo de los siglos.