Un total de 27 comercios textiles de Eibar se han sumado a los actos conmemorativos por el 150 aniversario del nacimiento del pintor Ignacio Zuloaga (1870-2020) en esta localidad con la exhibición, en sus escaparates, de 27 réplicas de cuadros del pintor, que han sido prestados por ocho museos o instituciones para la ocasión como gesto para apoyar al comercio local durante la pandemia.
Ignacio Zuloaga nació en Eibar, en el País Vasco, en 1870 y murió en Madrid en 1945. Su familia se dedicaba a la fabricación y decoración de armas de fuego.
Inició su formación en el taller de damasquinado de su padre y asistió con regularidad al Museo del Prado para estudiar a los pintores clásicos. A los diecinueve años viaja a Roma y luego a París. En la capital francesa conoce a Gaugain y a Degas y vivirá en la Isla de Sant Louis con Santiago Rusiñol y Miguel Utrillo. Son años de formación e intenso trabajo, que harán que su lenguaje plástico madure.
En estos años, se especializa en la caracterización de tipos españoles, especialmente mujeres ataviadas con trajes de volantes, mantones, mantillas, abanicos y flores, como por ejemplo, Mujer de Alcalá de Guadaira. A este momento se le ha denominado como la época de la "España blanca."
Zuloaga alternará su estancia en París con largas temporadas en España, y en concreto en Segovia. En París se dedicará principalmente al retrato y desde Segovia iniciará su pintura de paisajes y de tipos castellanos, consolidando así su otro estilo, el de la "España negra."
En estas obras, se observa la influencia de la tradición realista de Courbet, a la que añadirá los recursos del impresionismo y del postimpresionismo.
Sus paisajes de las ciudades castellanas contienen una gran carga psicológica que implica la identificación con el territorio. Así, el duro paisaje castellano se convertirá en la imagen emblemática de España. Su visión de España le identifica con la Generación del 98, muestra la decadencia de las ciudades y el deseo de la vuelta a la tierra y al paisaje yermo, en busca de una autenticidad y una identidad nacional. La sobriedad, la nobleza, y el pesimismo imperante en la generación literaria parecen reflejarse en los lienzos de Zuloaga.
Pintó los tipos españoles y las visiones de una Castilla ruda, hosca y empobrecida. Se sirvió de varios elementos, como son, la miseria y las costumbres tradicionales de los pueblos.
Recurrió a los pueblos y a los campesinos porque en los pequeños pueblos era donde mejor se conservaban las tradiciones, ya que en las ciudades, el desarrollo industrial, acababa con ellas. Sus imágenes, por tanto, muestran una España campesina, con personajes solemnes, hieráticos y atemporales. Este estudio culminará en obras como El enano Gregorio el botero en Sepúlveda, Mujeres de Sepúlveda o Doña Rosita Gutiérrez.