miércoles, 30 de diciembre de 2020

Atenas renueva con una espectacular iluminación el aspecto de sus principales templos antiguos

La Acrópolis desde la colina de Filopapo
El martes pasado se estrenó la nueva iluminación de otros dos monumentos arqueológicos tras la Acrópolis: se trata del Templo de Hefesto (también conocido como Hefestión) situado en el Agora de Atenas, así como el monumento conocido como Filopápo, en la Colina de las Musas, frente al Partenón. Se completa así el programa de mejoras tanto de la Acrópolis como de estos monumentos, financiado por la Fundación Onassis y con el apoyo del Ministerio de Cultura griego. Desde ahora la iluminación nocturna permite ver estos monumentos desde lejos y con gran detalle gracias al sofisticado juego de luces diseñado por Elefthería Deko. El programa ha incluido asimismo la mejora de toda la instalación eléctrica y el nuevo ascensor de la Acrópolis.

El Templo de Hefesto es el principal del Ágora, situada al pie de la Acrópolis y muy bien conservado: es un templo de estilo dórico, hexástilo (con seis columnas) y estaba dedicado a la diosa Atenea Ergane, protectora de la cerámica y de la artesanía, así como a Hefesto, dios de los metales.

Esta dedicatoria era un reconocimiento al hecho de en la zona se encontraban muchas tiendas y talleres tanto de ceramistas como de trabajo metalúrgico desde la Antigüedad. Construido entre 449 y 415 a.C. El templo fue utilizado curiosamente como iglesia cristiana desde la época bizantina, posiblemente a partir del s. VII hasta la independencia griega a principios del s.XIX. Posteriormente se utilizó la zona a su alrededor para enterrar a los europeos fallecidos que no eran ortodoxos, como el británico John Tweddel que era amigo de Lord Elgin (el Embajador británico ante el imperio otomano que se llevó una parte importante de las esculturas de la Acrópolis a Inglaterra, vendiéndolas finalmente al Museo Británico donde se pueden admirar ahora).

La Colina de las Musas, muy cercana a la Acrópolis y con una vista incomparable tanto de la ciudad como del Pireo, es una de las pocas zonas arboladas en las que los atenienses y los visitantes pueden pasear y hacer deporte y es parque arqueológico protegido desde los años cincuenta. Se la conoce también como la colina de Filopápo, refiriéndose a un monumento funerario dedicado a un benefactor romano de origen sirio, Gaius Julius Antíchus Filopappos, que fue el último príncipe del reino de Comagene (región de Asia Menor, cerca del Eufrates) y se exilió en Atenas. Durante su exilio tuvo cargos religiosos y civiles y se le consideró un gran filántropo. Falleció en 116 d.C. y se le dedicó este monumento funerario en mármol del Monte Pendeli (como el utilizado en la Acrópolis). 

En el nivel superior figura una estatua de Filopapos rodeado por otras dos personalidades, Antiochus IV, su abuelo, y Seleucus I Nicator (esta última fue destruida), así como inscripciones latinas con sus títulos y su carrera pretoriana en época del Emperador Trajano y en la zona inferior, un relieve con un a cuadriga. También se conserva parte de la cámara funeraria en la parte posterior, donde se encontraba su tumba.