La Habana es la capital de la República de Cuba, su urbe más grande, el principal puerto, su centro económico-cultural y su principal polo turístico. Es la ciudad más poblada del país y la tercera más poblada de la región del Caribe. Como capital de Cuba, la ciudad es la sede oficial de los órganos superiores del Estado y el Gobierno cubano, de todos los organismos centrales y de casi la totalidad de empresas y asociaciones de ámbito nacional. Además, reúne la mayor cantidad de sucursales y casas matrices de las entidades extranjeras radicadas en Cuba.
Fundada en 1514 (inicialmente en la costa sur de la isla) por el conquistador Pánfilo de Narváez (bajo las órdenes de Diego Velázquez de Cuéllar), bajo el nombre fundacional de Villa de San Cristóbal de La Habana, fue una de las primeras siete villas fundadas por la Corona española en la isla. Debido a su privilegiada ubicación, frente a las costas del Atlántico Norte, y las características de su bahía, la entonces villa se convirtió en un importante centro comercial, razón por la cual fue sometida a ataques y saqueos por parte de piratas y corsarios durante los primeros años del siglo XVI. En 1561, la Corona dispone que la villa sea el lugar de concentración de las naves españolas procedentes de las colonias americanas antes de cruzar juntas el océano (Flota de Indias), construyéndose por tanto, para su protección, defensas militares a la entrada de la bahía de La Habana y en sitios estratégicos, convirtiendo a la ciudad en una de las mejor defendidas del Nuevo Mundo.
El 20 de diciembre de 1592, Felipe II confiere a la villa el título de "ciudad", veintinueve años después de que el gobernador de Cuba trasladara a ella su residencia oficial desde Santiago de Cuba, sede hasta entonces del gobierno de la isla.
En 1634 por Decreto Real se le declaró "Llave del Nuevo Mundo y Salvaguarda de las Indias Orientales".
En 1665, se le concedió el derecho de ostentar su escudo de armas, en el que estuvieron representadas, mediante tres torreones, las fortalezas (La Real Fuerza, El Morro y La Punta) que defendían la ciudad.
El azúcar y el comercio influyeron notablemente en que durante los siglos XIX y XX la urbe experimentara no solo un profundo proceso de expansión de su territorio sino también de crecimiento demográfico, socio-económico y cultural, factores que convirtieron a La Habana en una de las ciudades más ricas y notorias de la zona de América Central y Caribe. Surgen durante esa etapa nuevos barrios como El Cerro o El Vedado, donde se concentraría la nueva burguesía habanera; mientras, las zonas antiguas de la ciudad se convertirían en áreas de casa de inquilinato y ciudadelas. No es hasta la década de 1950 que comienza a configurarse la actual forma de la capital, producto de la aparición del concepto especulativo de propiedad horizontal así como el establecimiento de centros y subcentros urbanos a lo largo de ese siglo. El triunfo de la Revolución cubana y la aplicación de proyectos de transformación nacional trajeron consigo el aumento de la emigración hacia las urbes, provocando el boom demográfico en La Habana, y con ello su expansión, esta vez hacia las zonas del este y el sur.
Su patrimonio histórico, arquitectónico y sobre todo cultural, expresado en la fusión entre europeos, africanos y aborígenes en un inicio, junto a otros componentes étnicos y culturales más contemporáneos, convierten a la ciudad en una importante receptora de turismo internacional y en el centro de la vida nacional. Su centro histórico, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1982, es hoy uno de conjuntos arquitectónicos mejor conservados de América Latina. Entre sus monumentos más representativos se encuentran la Catedral de la Habana, la Plaza de Armas, el Castillo del Morro, el Museo de la Revolución, el Palacio Nacional de Bellas Artes, el Gran Teatro de La Habana, el Capitolio, la Plaza de la Revolución y el Malecón, quizás el símbolo más reconocido a nivel internacional de la ciudad.