En un pequeño fragmento de cerámica datado en el siglo XV a.C. y hallado recientemente en Israel se han descubierto unos caracteres que vienen a cubrir una laguna en la historia de la escritura. Los expertos que han estudiado la pieza creen que se trata del «eslabón perdido» entre las evidencias más antiguas halladas en el Sinaí y Egipto, y las encontradas en la región de Palestina. El resto cerámico fue hallado en Tel Laquis y «es el ejemplo más antiguo de escritura alfabética temprana» hallada en Oriente Próximo.
El origen de la primera escritura puramente alfabética se encuentra en las sociedades semíticas del segundo milenio antes de Cristo. En los siglos siguientes, se extendería hacia el norte de Oriente Próximo y todos los alfabetos posteriores descienden de ella o fueron inspirados por ella. Sin embargo, existía una brecha cronológica entre la evidencia más antigua del Sinaí y Egipto, que data del siglo XIX a.C., y el corpus del siglo XIII a.C. de Palestina. La inscripción alfabética recién descubierta de Tel Lachish puede considerarse el «eslabón perdido».
Escrita en tinta oscura, con letras en diagonal, se distinguen dos líneas que contienen cada una tres letras. Los expertos creen que en una de ellas podría leerse 'esclavo' y podría ser parte de un nombre personal porque los nombres con el componente de 'esclavo' son muy comunes en todos los idiomas semíticos.
El alfabeto temprano se desarrolló en asociación con los mineros cananeos en el Sinaí, o al menos fue adoptado por ellos, durante el Reino Medio, en el siglo XVIII a.C. Los estudiosos de esta investigación creen que la extensión de la primera escritura alfabética en Oriente Próximo ocurrió cuando los hicsos gobernaban en el norte de Egipto.
La proliferación de la escritura alfabética temprana en esta zona fue, a su juicio, un producto de la interacción entre sus habitantes y los egipcios durante la mitad del segundo milenio antes de Cristo, más que un producto de la dominación egipcia posterior.