viernes, 16 de abril de 2021

La playa de Güigüí: un paraíso virgen en España

Playa de Güigüí
La isla de Gran Canaria esconde una de las playas más exóticas y vírgenes de nuestro país. Ya sea por su increíble enclave –rodeada de imponentes acantilados de basalto–, su arena negra o su difícil acceso, la Playa de Güigüí es un paraíso terrenal.

También denominado Güi-Güi o Guguy, este litoral salvaje presenta una arena de granos finos y oscuros, propios de un suelo volcánico, aguas de ensueño y vistas espectaculares. De hecho, en los días despejados, es posible ver el Teide, en la vecina isla de Tenerife.

La playa de unos 800 metros de largo se encuentra en la reserva homónima. La reserva natural especial de Güigüí es, debido a su inaccesibilidad, un espacio con óptimo estado de conservación. La comarca está delimitada de forma natural por una serie de montañas que la aíslan del valle de La Aldea, con un relieve muy acusado, de barrancos encajados y antiguos pertenecientes al primer ciclo de la Paleocanaria, el volcán en escudo que originó la isla. Aquí se encuentra el tubo volcánico más antiguo de España, de 14,5 millones de años, en el que habita una fauna cavernícola única.

Su abrupta costa acantilada se suaviza en desembocaduras de barrancos con playas de cantos y arena, con dos grandes ámbitos de vegetación climática enriquecida con otras comunidades de cantiles rezumantes y barrancos con masas de agua permanentes o temporales.

Precisamente por esta especial protección, el arenal es completamente salvaje, no hay construcciones ni bares. Así que disfrutaremos todo el tiempo desconectado, respirando aire puro, gozando del agua del Atlántico y el sonido del mar en un entorno alejado de la civilización.

Cómo acceder a la Playa de Güigüí

La condición especial que convierte a la playa y su entorno en un lugar tan exótico, también hace que el acceso al arenal pueda ser complicado. Solo existen dos formas de llegar: a pie o en barco.

Para acceder Güigüí caminando será necesario hacer una ruta de montaña de unos 5 kilómetros. Dejando el coche próximo a un pequeño pueblo llamado Tasartico, comienza el sendero para el que se ha de ir bien equipado.

Aunque la ruta –de alrededor de dos horas, dependiendo de la fuerza física de cada senderista– pueda ser cansada, permite ir disfrutando de un increíble paisaje, tanto por lo que nos encontramos en el camino, como el mar de fondo a partir de la mitad del recorrido. A pesar del esfuerzo para llegar a la playa por esta ruta, el resultado merecerá la pena y, por supuesto, no hay nada más satisfactorio que un chapuzón en el océano después de una larga caminata.

La otra opción –menos cansada– para llegar al arenal es en barco. Algunas personas prefieren alquilar uno para su uso y disfrute todo el día; también existen embarcaciones que hacen el servicio de transporte y recogida hasta la playa, en Puerto Rico o Mogán se puede tomar el denominado "Taxiboat".