También conocido como el "Barrio de los pintores", sus pequeñas y empinadas callejuelas constituyen un entramado que incluye desde los más antiguos cabarets hasta los alrededores de la Basílica del Sagrado Corazón, repletos de restaurantes con terrazas y pintores.
Montmartre fue una población independiente hasta 1860, cuando pasó a convertirse en el distrito XVIII de París.
A finales del siglo XIX el barrio adquirió muy mala fama debido a los cabarets y burdeles que se instalaron en la zona, pero diferentes artistas que lo consideraban un barrio encantador se trasladaron allí para convertirlo en el maravilloso lugar que es en la actualidad.
Montmartre abarca dos áreas muy diferentes; en las proximidades de la Plaza Pigalle reinan las luces de neón anunciando infinitos sex-shops y algunos cabarets entre los que destaca especialmente el mítico Moulin Rouge, cuyos espectáculos atraen a cientos de turistas cada noche.
Tras una empinada subida de 197 escalones, o bien utilizando el funicular, se llega hasta el Montmartre más bohemio en la Place du Tertre, situada en la parte alta de la colina. Se trata de una de las zonas más agradables del barrio, tanto para cenar en alguna de sus terrazas como para disfrutar de las obras de arte de los pintores que se extienden por la zona.
Un entramado de estrechas y empinadas callejuelas del barrio llevan hasta la Basílica del Sagrado Corazón, un precioso templo desde el que se obtienen maravillosas vistas de la ciudad. Las escaleras de debajo de la basílica suelen estar repletas tanto de turistas como de locales que acuden a pasar la tarde disfrutando de las vistas.