Lo primero que hay que advertir de este western es que es muy atípico tanto en forma como en fondo. Tiene un ritmo lento, sobre todo al comienzo, y le cuesta entrar en el meollo, pero ese tono consigue que el espectador sienta simpatía y conozca a los dos perdedores protagonistas a los que les faltan medios materiales y les sobra ingenio. En cuanto a la elección de su formato, con pantalla de 4:3, muy diferente al habitual uso de las panorámicas en el género de Oeste, ya nos indica que vamos a asistir a una historia intimista donde lo importante no es la grandeza de los espacios sino el estudio de la personalidad de los dos antihéroes.
Publicitariamente algunos han “vendido” este filme como la historia de un hombre y una vaca, y eso es erróneo, la leche de ese animal es simplemente el elemento que puede cambiar su suerte. La amabilidad de Cookie al ordeñarla hará el resto…
"First Cow" también puede entenderse como una crítica al capitalismo estadounidense, ya desde los primeros tiempos, donde prevalecía la ley de la oferta y la demanda pero destaca también la violencia traducida en “la ley del Talión” , la del “ojo por ojo, diente por diente”. Aunque el ritmo de la película es tranquilo, en la atmósfera subyace la crueldad ante cualquier error cometido en esos tiempos, que se pagaba con la vida.
El veterano Toby Jones, que hace un papel secundario y encarna al terrateniente de la zona, quizás sea el rostro más conocido del reparto, y al que se le recuerda por películas como Amazing Grace, El velo pintado o, recientemente, por su participación en la saga Los juegos del hambre.
"First Cow" supone la séptima película de la directora Kelly Reichardt que, como en obras anteriores, impregna el desarrollo de cierta melancolía a pesar de ser claramente un relato de pícaros
