jueves, 6 de mayo de 2021

El Coloso de Constantino encuentra su mano en los Museos Capitolinos de Roma

Restos del Coloso de Constantino
En Roma se puede admirar desde el 1 de mayo, un trozo más de su historia excepcional. Se trata de la mano recompuesta del Coloso de Constantino con el fragmento del dedo índice en bronce, al que se han ensamblado las dos falanges superiores, procedentes del Museo del Louvre, a donde llegaron en 1860. Se concluye una historia fantástica, a la altura de la colosal estatua.

El Coloso de Constantino, que data del siglo IV d.C., es una de las obras más importantes de los Museos Capitolinos de Roma. La mano se conserva junto con la cabeza y el globo terráqueo en la gran sala del principal museo municipal de Roma, la llamada Exedra de Marco Aurelio. La sala, con grandes ventanales, fue construida en lo que se denominaba el Jardín Romano del Palacio de los Conservadores. En este sugestivo ambiente, además de la estatua ecuestre del citado emperador romano, heredero de Trajano y Adriano, se encuentran los grandes bronces capitalinos, donados por el papa Sixto IV en 1471 al pueblo romano, entre otros el Hércules de bronce dorado procedente del Foro Boario de la Antigua Roma y los restos de bronce de Constantino.

La mano de Constantino
La estatua, se presume que sedente a juzgar por los restos, representaba al emperador Constantino I el Grande (gobernó desde el 306 al 337). Fue una de las obras más importantes de la escultura romana tardía. Medía aproximadamente unos 12,5 metros de alto, con una cabeza de 2,6 metros de altura (una medida impresionante para transmitir la idea del emperador casi como un dios) y cada pie de 2 metros de largo. Cabeza, brazos y piernas se tallaron en mármol. El resto de la colosal estatua se construyó sobre una estructura de soporte en madera y ladrillos, cubierta de bronce dorado.

El coloso fue saqueado y en 1486 se encontraron los restos, que fueron restaurados entre el año 2000 y 2001 y se conservan en los Museos Capitolinos. Son una mano y el brazo derecho, los dos pies, la rodilla y el fémur derecho, rótula de la rodilla izquierda, la cabeza y el globo terráqueo que sostenía en una mano. Por la majestuosidad de los restos, se reconoció en ellos durante mucho tiempo al coloso del Sol, erigido en su día en el anfiteatro Flavio, llamado Coliseo porque se le asemejaba. La preciosidad del material fue descrita en numerosos escritos medievales y del siglo XV.