El tema del intercambio de cuerpos, que funcionó muy bien en comedias como Vice versa, Ponte en mi lugar o ¡Este cuerpo no es el mio!, ha sido el motor de arranque de la nueva propuesta de Christopher Landon (hijo del inolvidable Michael Landon, artífice de La casa de la Pradera). Un producto muy suyo porque nos hizo reír con Feliz día de tu muerte, y su secuela, pero también logró inquietarnos con la saga Paranormal Activity. Es decir, ha realizado una mezcla que parece una receta de cocina actual donde la comedia se “fusiona” con el terror más gore.
Millie Kessler es una chica de 17 años que intenta recuperarse de la muerte de su padre y sobrevivir al acoso escolar que sufre en el instituto Blissfield. Pero cuando se convierte en el objetivo del asesino en serie “El Carnicero”, se produce un hecho singular puesto que una antigua daga, utilizada por el asesino, logra que Millie y él intercambien sus cuerpos. Millie pronto descubre que solo tiene 24 horas de tiempo para recuperar su habitual envoltorio corporal y no quedar encerrada en el del Carnicero. Para lograrlo tendrá que convencer a sus mejores amigos, Nyla y Josh, que no es quien parece físicamente.
Los diálogos graciosos y los momentos llenos de equívocos, que provoca ese intercambio corporal, se suceden sin tregua mientras contemplamos las diferencias de como viven las dos personas a quienes ha marcado la maldición. Es descacharrante la actuación del gigantón de Vince Vaughn cuando camina, se pone cursi y chilla como una adolescente cualquiera. Su vis cómica es tan genuina que es el mejor acierto de la película, aunque no el único. Como toda comedia que se precie, los secundarios de la trama tienen mucha chispa.
Lo curioso es que "Este cuerpo me sienta de muerte" juega a ser políticamente correcta y al son de las corrientes que corren en Hollywood. Es, claramente, una propuesta donde se destaca eso que se ha llamado “empoderamiento” femenino y cumple con el requisito de que estén representados los sectores que reclaman la inclusión en el cine: la mejor amiga de Millie, Nyla, es de raza negra y su mejor colega es homosexual.
Hay guiños constantes a otras películas populares de suspense, desde la daga puñal que porta el asesino y atraviesa una puerta o la máscara de hierro que le tapa el rostro. Eso sí, se diferencia de otras propuestas por el exceso de “casquería” durante toda la película que no resulta tan desagradable, debido al humor que destila la trama.