Torre de Vilasana de Mena |
Se delimita la zona afectada por la declaración, que recoge las manzanas que componen el tejido histórico ortogonal de la villa de Villasana de Mena, incluyendo no solo las zonas mejor conservadas en tipologías edificatorias y parcelación originaria, sino todas aquellas que mantienen aún el tejido urbano medieval.
La delimitación del conjunto histórico se reajusta respecto del límite incoado atendiendo a la realidad actual del conjunto y cruza el río Cadagua recogiendo las visuales que se aprecian sobre los puentes y pasarelas sobre el río, por constituir un ámbito de singular interés como parte esencial de la villa
La villa de Villasana de Mena
Se localiza, en la zona más Oriental de Las Merindades, en el corazón del Valle de Mena, corredor tradicional que unía la Meseta y los pueblos del norte, con un origen que podría remontarse a época altomedieval. La configuración del actual conjunto histórico tiene lugar en la segunda mitad del siglo XII, en la margen opuesta del río, alcanzando la categoría de villa por concesión de Alfonso VIII.
El conjunto histórico de Villasana de Mena conserva singulares edificaciones calificadas por su relevancia bien de interés cultural, como la Torre de los Velasco, el Palacio de los Sancho Ortiz de Matienzo junto a otros de interés singular que, sin alcanzar la categoría de bien de interés cultural, representan características especiales como la iglesia parroquial de Nuestra Señora de las Altices, construcción del siglo XIX, o el convento de Santa Ana, del siglo XVI, importante y excepcional manifestación de arte mudéjar del norte de Burgos.
Una de las características más destacadas del conjunto histórico de Villasana es su marcado carácter popular, con una arquitectura cuantitativa y cualitativamente de gran calidad, en sus aspectos constructivos y estéticos. Además, encontramos en Villasana de Mena una gran diversidad tipológica, coexistiendo junto a las edificaciones características del núcleo originario, las propias del crecimiento contemporáneo.
La arquitectura de la casa tradicional presenta influencias de las zonas limítrofes, en concreto de las arquitecturas norteñas, por un lado de la casa montañesa o cántabra y por otro del caserío vasco, que encontramos sobre todo en edificaciones aisladas.
Entre los edificios de interés tipológico representativos de la arquitectura característica de la comarca, podríamos diferenciar entre edificaciones tradicionales de los siglos XIV al XVI, junto a otras edificaciones tradicionales desde la segunda mitad del siglo XVIII hasta el siglo XX.
Villasana conserva además un conjunto de construcciones tradicionales como lavaderos, potros, fuentes, abrevaderos, así como boleras y frontones relacionados con la vida económica y social, un importante documento histórico que permite conocer la evolución del paisaje y la vida social y económica en el valle a lo largo de los siglos. Asimismo, el conjunto presenta, diseminadas por el núcleo urbano, numerosos ejemplos de casonas indianas de distintas épocas, vinculadas a los indianos Meneses que volvieron enriquecidos del nuevo mundo a su tierra natal.
Otro los espacios singulares dentro del conjunto que forma parte de la esencia de la villa es el que se desarrolla en la ribera del río Cadagua, con sus puentes y pasarelas. La conservación de los molinos ferrerías y fábricas de luz, testigos de la vida y la actividad económica de la zona, constituyen un valioso documento histórico que es necesario preservar.