Nace el Tajo en Frías de Albarracín, a menos de 1600 metros de altitud, en tierras de Teruel, vecina de las de Guadalajara y Cuenca.
"Cristalino y presuroso, traspasa la alta sierra, ocupa el llano", dejó escrito Fray Luis de León. La primera población a la que se asoma es Peralejos de las Truchas; por los alrededores brotan los pueblos, tan asustados de las impetuosas aguas del río, que no se atrevieron nunca a asomarse a ellas.