Una de las nuevas salas |
Las transformaciones políticas de la época y la aparición de nuevas prácticas artísticas, como el arte correo, favorecieron una serie de intercambios transcendentales para el devenir del arte contemporáneo. Más allá de los formatos tradicionales como la pintura, la escultura e incluso la fotografía, las salas que se abren ahora a los visitantes dan énfasis a la experimentación con los nuevos lenguajes y las nuevas prácticas artísticas de aquellos años.
Las corrientes incorporan la apropiación de los nuevos medios y de las tecnologías de comunicación de masas; la utilización del cuerpo como herramienta de expresión y crítica social; la intervención en la esfera pública, el cuestionamiento del sistema del arte y de las instituciones, y la redefinición del papel del espectador, elevado a la posición de participante en las obras. Además de instalaciones, obras efímeras, de arte postal, vídeos, registros de performance y acciones, las salas reúnen una amplia muestra de escritos, revistas, periódicos, cuadernos y todo tipo de documentos procedentes del fondo de la Biblioteca y Centro de Documentación del Museo, que dan soporte al discurso expositivo.
Como idea general y de forma cronológica, aunque con ciertas sincronías puntuales, el recorrido aborda la realidad de América Latina como un concepto complejo, amplio, plural y diverso, que abarca una gran cantidad de países, cada uno con sus particularidades y con sus rasgos autóctonos, en el que la idea de lugar está por encima de la de mapa. En cuanto a las prácticas artísticas desarrolladas en Latinoamérica entre las décadas de los 60 y los 80, esta nueva parte de la Colección recoge la psicodelia de la Tropicália brasileña y el nacimiento de los conceptualismos y otros lenguajes que van más allá de la abstracción, o de las prácticas abordadas en décadas anteriores; donde los artistas comienzan a trabajar con la idea de cuerpo y con el proceso hasta la experimentación en otros campos como el cine y la fotografía.
Gran parte de las obras que se muestran han sido adquiridas en los últimos ocho años gracias a la Fundación Museo Reina Sofía, creada en 2012. En esta ocasión merecen especial mención las donaciones realizadas por Jorge M. Pérez, la Colección Patricia Phelps de Cisneros (de la que también se incluyen algunos depósitos destacados) y otros coleccionistas como María Amalia León de Jorge, Gustavo Nóbrega, Marga Sánchez, Diana López y Herman Sifontes, Silvia Gold y Hugo Sigman, Ricardo y Susana Steinbruch o Juan Carlos Verme.
La remodelación total de la colección permanente del museo irá conociéndose por episodios y concluirá en el próximo mes de noviembre. En total, será un conjunto formado por alrededor de 2.000 obras (un 70% de las cuales no han sido mostradas antes) ocupando seis espacios diferentes de la pinacoteca. "Un museo no es un repositorio ni un almacén, sino un sitio que tiene que dar herramientas a la gente para que entiendan dónde están. Como institución, es casi una obligación moral", ha explicado a Europa Press el director del Reina Sofía, Manuel Borja-Villel, quien ha insistido en la necesidad de debatir sobre el arte contemporáneo actual.
El primer 'episodio' de este relato de la colección, presentado el pasado mes de mayo, es el que va del "sujeto individual americano" de los años 50 al "sujeto alienado" de Luis Gordillo. Tras el episodio de 'Latinoamérica', el siguiente será 'exilio y autarquía'. La remodelación completa supone un conjunto formado por alrededor de 2.000 obras, agrupadas en seis espacios diferentes (cuarta y segunda planta del edificio Sabatini, las salas A1 y A0, esta última aún en reconstrucción y Nouvel 1 y Nouvel 0) que suman en total más de 12.000 metros cuadrados, que van a ser los que acojan esta nueva narración.