Hoy 18 de junio celebramos el Día Mundial contra la Incineración, para generar un alerta a nivel mundial acerca de los efectos nocivos y contaminantes de esta práctica industrial sobre el medio ambiente y la salud de los seres humanos.
Con ello se pretende generar conciencia a la población en general, gobiernos, empresas e industrias acerca de esta práctica nociva, referida a la combustión o incineración a altas temperaturas de residuos sólidos, industriales y hospitalarios.
En tal sentido, es de vital importancia la firma del Convenio de Estocolmo sobre Compuestos Orgánicos Persistentes (COPs) por parte de la toda comunidad internacional, el cual tiene como finalidad principal eliminar la descarga de sustancias tóxicas persistentes, que afectan irremediablemente al medio ambiente y la calidad de vida de las personas.
La incineración: una práctica altamente contaminante
De acuerdo al Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) el uso de incineradores y hornos crematorios emiten el 69% de las dioxinas a nivel mundial (dióxido y monóxido de carbono), así como furanos y metales pesados, los cuales son altamente perjudiciales para la salud de los seres humanos. Pueden generar cáncer, malformaciones congénitas y daños al sistema inmunológico, entre otras consecuencias.
La Revista Environmental Science and Technology publicó un estudio evaluativo acerca de los efectos de la incineración de basura, residuos y desechos ocasionados por la emisión de sustancias y metales como dióxido y monóxido de carbono, mercurio y otras partículas que se dispersan y bioacumulan en el aire, agua y suelo. Se estima que el 29% de la materia denominada PM 2.5 ocasiona daños en los pulmones, generando enfermedades respiratorias.
Grupos ambientalistas y protectores ambientales recomiendan la aplicación de tecnologías alternativas y amigables con el medio ambiente, a fin de evitar la emisión de sustancias tóxicas que perjudican al planeta y a sus habitantes.