Secuela de la película del mismo título, de hace cuatro años, que vuelve a reunir a un guardaespaldas, traumado con la experiencia que tuvo en el pasado, con los responsables de la misma: un asesino a sueldo y su pasional esposa, que no se queda a la zaga.
Como la primera entrega funcionó bien en taquilla, repiten los mismos elementos: violencia a raudales (Tarantino, te ha salido un competidor fuerte), humor y un ritmo enloquecido.
Muy entretenida, prototipo película de acción de cine de palomitas, uno de sus atractivos reside en su impecable reparto donde a Ryan Reynolds, Salma Hayek y Samuel L. Jackson se les unen Morgan Freeman y Antonio Banderas, éste último interpretando a un villano griego. Se da la circunstancia de que es la primera vez que coinciden en una película Freeman con Jackson.
Dado que el argumento consiste en que el trío protagonista debe luchar contra un complot mundial eso conlleva que algunas de las escenas más trepidantes transcurran fuera de EE.UU, en parajes tan bellos como la Toscana.
Sirve para pasar un rato entretenido siempre que no les molesten la abundancia de tacos que se escuchan.