Salinas de Formentera |
Sin embargo, en cualquier conversación con veraneantes ocasionales suele tener menor relevancia otro destino de la isla: sus salinas, en el Parque Natural de Ses Salines d’Eivissa i Formentera.
Un fascinante espejo natural que refleja los cambios cromáticos de cada momento del día sorprende a quienes se lanzan a disfrutar de las playas del norte de Formentera, entre ellas la mítica Ses Illetes. Es una zona de estanques donde cristaliza la sal hasta alcanzar su mágico tono rosado. Quizá sea la zona más fotogénica de un Parque Natural que, en la menor de las Pitiusas, engloba también sus dos lagunas –Estany Pudent y Estany des Peix– además de tres torres defensivas y un sepulcro megalítico, Ca na Costa.
Vista aérea de las salinas y sus playas |
La salina fue la única industria de la isla previa al boom del turismo, por lo que fueron declaradas Bien de Interés Cultural (en la tipología de lugar histórico), en 2004. Y para ponerla en valor se ha elaborado un proyecto de reconstrucción virtual –a cargo del grupo Imagen– del monumento megalítico de Ca na Costa y de la torre de la sal, ubicada en el puerto de La Savina.
A finales de 2020, la Comisión balear de Medio Ambiente dio luz verde a la recuperación de Ses Salines de Formentera. El proyecto consiste en volver a introducir agua marina en s'Estany Pudent y en la progresiva recuperación de todo el espacio salinero para su explotación con un cálculo por cosecha de entre 200 a 500 toneladas.
Praderas de Posidonia
Pero el Parque Natural de Ses Salines tiene otras zonas de interés. Como la marítima, que ocupa un 85 % del mismo y acoge las praderas de Posidonia oceánica, refugio de numerosas especies marinas y responsable de la pureza que caracteriza las cristalinas y paradisíacas aguas de Formentera. La parte terrestre alberga la mayoría de especies vegetales de la isla (178 en total), entre las que destacan los pinares mediterráneos y las sabinas costeras, así como la vegetación que rodea a estanques, sistemas dunares y acantilados del litoral.
Otra de las señas de identidad del Parque Natural son sus dos lagunas. La mayor, el Estany Pudent (así llamado por el mal olor de antaño debido a sus aguas estancadas), tiene 3,5 km2 y llama la atención por acoger especies acuáticas como los flamencos y las cigüeñuelas comunes, además de una de las mayores concentraciones de zampullines cuellinegros de Europa. La menor, Estany des Peix, tiene una estrecha apertura al mar que permite la entrada de pequeñas embarcaciones, para su fondeo, y la práctica y aprendizaje de deportes acuáticos, como windsurf, kayak o vela. También llama la atención por una zona rocosa con casetas-varadero de barcas: Caló de s’Oli.