Chimenea en el centro del pueblo |
Prueba de ello son las chimeneas, grandes monolitos que decoran el paisaje urbano de la ciudad, de unos 38.000 habitantes, y ubicada a 662 metros de altitud en el centro de la llanura de La Mancha.
Chimeneas de ladrillo |
Gracias a su tamaño -algunas llegaban a alcanzar los 45 metros de altura- ejercían la aspiración sin necesidad de ventiladores o cualquier otra ayuda mecánica, a la vez que elevaban el humo hasta una altura suficiente para que no volviera a descender y ennegreciera el suelo.
Una evidencia de la importancia estética que llegaron a tener las chimeneas es que la edificación de aquellas de 20 metros o más se reservaba a maestros altamente especializados, ya que, aparte de su función, eran los elementos más emblemáticos y llamativos de la destilería.
Aunque fue a mediados del siglo XVIII cuando se empezó a introducir la vid entre los cultivos de Tomelloso, la época de mayor apogeo ocurrió durante el último cuarto del siglo XIX y primera mitad del XX, en que se convirtió prácticamente en un monocultivo. Es más, sobre 1950 llegó a haber en la localidad más de 100 destilerías. Actualmente se conservan 19 grandes (de más de 20 metros) y 17 pequeñas (menos de 20 metros).
Se pueden visitar (incluso de noche al estar iluminadas) la de la calle Domecq, la del Parque Urbano Martínez, la del barrio de la Chimenea o la de la calle Julián Besteiro, entre otras.