Los árboles frutales alineados en cuidadas plantaciones parecen agradecer la mano que los cuida regalando las primeras flores del año. No solo para orgullo del agricultor, que de su abundancia augura buena cosecha, sino como un floreciente atractivo turístico para contemplarlas. Algunos municipios españoles han descubierto que sus campos engalanados de flor son rutas ideales que provocan unas ganas irresistibles de recorrerlos entre la belleza de las flores.
A comienzos de abril en la comarca de La Bureba, el burgalés valle de Las Caderechas se viste de blanco. No es nieve lo que transforma su paisaje salpicado de pueblos con casonas señoriales, sino la floración de cerezos y manzanos de la variedad reineta. Una abrigada geografía, envuelta de pinares y bosques de quejigos y encinas hace que los campos de cerezos y manzanos se extiendan ladera arriba desde su fondo de valle.
Los melocotoneros al florecer, desde mediados de febrero a finales de marzo, se encargan de pintar con un suave rosado los campos agrícolas de Cieza. A puntear el colorido floral se suman ciruelos y albaricoqueros creando uno de los paisajes agrícolas más vistosos del campo murciano. Los turistas buscan las panorámicas más coloristas, dejándose orientar por voluntarios de fin de semana o mediante rutas guiadas.
Uno de los mejores secretos de Madrid es la floración de los almendros del jardín histórico de la Quinta de los Molinos. Así llamado por los molinos de viento de la originaria explotación agrícola situada dentro de una finca de recreo donde no falta un palacete, lago, gruta y diversas fuentes. La floración de sus almendros a finales de febrero es todo un espectáculo rosado que invita a caminar tranquilamente por los senderos del parque público.
En la leridana comarca del Segre, a las afueras de la ciudad de Lérida, los melocotoneros y frutales de hueso como albaricoquero, nectarina, paraguayo y platerina provocan un desvío de ruta cuando ocurre su floración en marzo. Es un estallido imparable en rosa que invade los campos regados por el río Segre durante tres semanas de plenitud para vivir el turismo de la fruta.
En la primera semana de mayo en Asturias huele a manzana. Al menos en la comarca del centro-oriente asturiano denominada de la Sidra. Un paisaje rural donde los manzanos en flor pintan la autenticidad de su paisaje con el blanco de sus flores que anuncian el comienzo de la primavera. En cada uno de sus pueblos durante esa semana se organizan actividades para conocer la cultura de la sidra. No te pierdas la visita a un llagar, el taller de nubes sobre los manzanos o la actividad sensorial para despertar a la primavera, además de visitar las plantaciones de manzanos en flor.
La mejor fecha para ir al Valle del Jerte a ver los cerezo en flor y disfrutar de los maravillosos paisajes que te ofrece es entre final de Marzo y principios de Abril. La floración de los cerezos suele durar unos diez días, dependerá muy mucho de la climatología que haga en esas fechas.
Con motivo de la floración de los cerezos se organizan actividades en unos días de fiesta que irán desde el 21 de marzo al 3 de mayo. La floración suele producirse entre el 20 de marzo y el 10 de abril.