Real Monasterio de Santa María de Guadalupe |
Doce caminos conducen hasta Guadalupe y recorrer cualquiera de ellos no solo permite alcanzar el Jubileo sino disfrutar de un entorno natural único entre castaños milenarios y bosques encantados.
Todo empezó cinco siglos atrás, cuando el Papa Paulo III estableció el primer Año Jubilar de Guadalupe, en 1536. Era una forma de rendir homenaje a Nuestra Señora de Guadalupe, cuya imagen se cobija en el Real Monasterio que toma su nombre. Una virgen negra sedente realizada en madera de cedro, de estilo románico, que mide 59 centímetros y pesa 3.975 gramos. Desde entonces, solo se celebró de manera excepcional hasta 2005, cuando otro Papa, Juan Pablo II, concedió la gracia del Año Jubilar Guadalupense siempre que la fiesta litúrgica coincidiera en domingo, hecho que sucede con una cadencia de 6, 5, 6 y 11 años. Como en 2020, en que dio comienzo el Jubileo que se prolongará hasta el 8 de septiembre de 2021. El próximo será en 2026 por lo que estos próximos 19 meses son una oportunidad única para peregrinar hasta el corazón de Extremadura.
Doce son los caminos por tierras cacereñas que conducen hasta Guadalupe: Camino Real, Camino de los Montes de Toledo, Camino de la Jara, Camino de Cabañeros, Camino de Levante, Camino de los Mineros, Camino Mozárabe, Camino Romano, Camino Visigodo, Camino de los Descubridores, Camino de Monfragüe y Camino de los Jerónimos.
Cada año, suelen visitar el monasterio unos 170.000 peregrinos, y los espacios naturales cercanos, sobre todo el Geoparque Mundial de la Unesco Villuercas-Ibores-Jara, un increíble macizo montañoso con siete zonas ZEPA (especial protección de aves), además de relieve apalachense, desfiladeros, refugios con pinturas rupestres, castillos árabes, minas… y espectaculares miradores panorámicos.
En Guadalupe esperan sus empedradas calles hasta llegar al Real Monasterio. Una vez allí, tras atravesar la Puerta Santa de la basílica, llega el ritual de acariciar las piedras de su entrada, en la nave de Santa Ana, que según la tradición cubrió la imagen de la Virgen tras haber sido sepultada para protegerla. Y, cómo no, disfrutar visitando la iglesia, los claustros mudéjar y gótico, la sacristía, el camarín y los museos de este monasterio declarado Monumento Nacional en 1879 y Patrimonio de la Humanidad por la Unesco desde 1993.