martes, 9 de febrero de 2021

Descubren una momia de barro, un tratamiento mortuorio nunca visto

La momia del 'caparazón de barro', como la denominan en el museo Chau Chak Wing de Sidney, donde reside, no ha descansado precisamente en paz. En el siglo XIX, el coleccionista de antigüedades Sir Charles Nicholson la trajo a Australia y había estado expuesta en un
sarcófago como una más, hasta que, con distintos estudios de tomografía computarizada, vieron que algo no cuadraba.

El cuerpo era 200 años más antiguo que el sarcófago, pero, lo más sorprendente, es que estaba envuelto en barro: "Un tratamiento mortuorio no documentado previamente en el registro arqueológico egipcio", asegura un estudio publicado. La momia dataría del año 1.207 a. C., pero el ataúd es del año 1.000 a. C. y pertenecía a una mujer llamada Meruah o Meru(t)ah.

No es la primera vez que encuentran momias en sarcófagos equivocados. Es una práctica muy común en el mercado negro de antigüedades para vender lotes más completos. Igualmente no les ha sorprendido que el cuerpo presentara varias facturas 'post mortem': en piernas y cuello. Se explicaría con esas manipulaciones provocadas por los ladrones de tumbas. Pero… ¿y la envoltura de barro?

Es posible que la "envoltura de barro" se usara para estabilizar la momia después de que fuera dañada, pero creen que fue directamente momificada con este material mucho más asequible para emular las prácticas que usaban en la élite de la sociedad.

Las pistas anatómicas sugieren que se trata de una mujer joven, entre 26 y 35 años. Después de su muerte, fue momificada y envuelta en textiles. Sus restos fueron reparados probablemente dos generaciones después de su primer entierro: el trabajo consistió en "reenvolver, empacar y rellenar con textiles y aplicar un caparazón de barro", aseguran los investigadores. Así, en la parte inferior del barro hay una capa de base de pigmento blanco de calcita, mientras que la parte superior está recubierta con ocre.

"El barro aparentemente se aplicaba en sábanas mientras aún estaba húmeda y flexible", ha asegurado la investigadora principal del estudio, Karin Sowada, del Departamento de Historia y Arqueología de la Universidad Macquarie de Sídney, Australia. El cuerpo estaba envuelto con envolturas de lino, el caparazón aplicado, y luego envoltorios más colocados sobre él.