Luis Feito |
Nació en Madrid el 31 de octubre de 1929 en el seno de una humilde familia de carniceros. Tuvo una dura infancia debido a la Guerra Civil y a los duros años en el Madrid de la posguerra. Sintió una vocación religiosa y tras la realización de unos ejercicios espirituales ingresó en el seminario. Allí permaneció durante un año y medio con la intención de ingresar en el noviciado jesuita. Sus padres nunca aprobaron esta situación e hicieron lo posible por impedirlo. Sólo el paso del tiempo y la pérdida de su fervor religioso le hicieron desistir.
Desde niño había mostrado una afición por el dibujo y pintaba regularmente acuarelas. Sus primeras lecciones fueron con Manuel Mampaso. Tales fueron los progresos en su taller que le animó preparar la prueba de ingreso a la Academia de Bellas Artes en el año 1949 matriculándose en la Escuela de Artes y Oficios. Una vez constatada su verdadera vocación, abandonó definitivamente su formación espiritual y compaginaba las lecciones de arte con el trabajo en el negocio familiar.
En el verano de 1950 se dedicó a copiar las imágenes clásicas del Museo de Reproducciones Artísticas, lo que le permitió superar la prueba de dibujo e ingresar en la Academia de Bellas Artes de San Fernando. Allí desarrolla un estilo figurativo, que abandonará pronto por experimentaciones cubistas próximas al estilo de Daniel Vázquez Díaz para finalmente adentrarse de lleno en la abstracción desde el año 1953.
Realiza su primera exposición en la Galería Buchholz, quizá el centro artístico más moderno del Madrid de los años 50, cuando ni siquiera había terminado el último curso de la Academia, ya que pretendía solicitar una beca que ofertaba el Instituto Francés de Madrid para viajar a París y necesitaba haber celebrado al menos una exposición. En 1954 finaliza sus estudios y ejerce de profesor de dibujo en la misma Academia de San Fernando. Realiza su segunda exposición en la recién inaugurada Galería Fernando Fe de Madrid, donde expone únicamente obra no figurativa.
En 1955 abandona la docencia y se traslada a París gracias a una beca del gobierno francés, una bolsa de viaje otorgada por el Departamento de Cultura de la Delegación Nacional y unos ahorros conseguidos con la elaboración de unos murales en el Hotel Washington de Madrid. Allí entra en contacto con otros artistas de vanguardia y conoce las novedades que se están desarrollando fuera del ambiente opresor de la España franquista. Su obra de estos años está muy influida por la pintura matérica y por el automatismo.
Ese mismo año realiza una exposición en la Galería Arnaud de París y vende algunas obras que le permiten seguir adelante. Participa en la I Bienal del Mediterráneo celebrada en Alejandría, donde obtiene el tercer premio, que será su primer gran éxito internacional.
En contacto con el panorama cultural español
A pesar de vivir en París y tener la intención definitiva de establecerse en la ciudad, mantiene un contacto permanente con el panorama cultural español y con los amigos de sus años en la Academia de San Fernando. Así, en 1957 funda el grupo El Paso junto a otros artistas como Rafael Canogar, Manolo Millares o Antonio Saura entre otros. Durante esta época desarrollará una pintura informalista de carácter matérico, con mezcla de arena y óleo y en las tonalidades habituales en este estilo: blanco, negro y ocres.
Es seleccionado para participar en la IV Bienal de Sao Paulo en el año 1957 y al año siguiente en la XXIX Bienal de Venecia, con un rotundo éxito de todos los pintores españoles, que les llevaron a exponer en el año 1960 en el MoMA y en el Museo Guggenheim de Nueva York.
En 1962 introduce el color rojo y estructuras circulares, que serán el primer paso para el nuevo lenguaje abstracto que desarrollará en la década de los 70. Su obra sufre una clara reducción formal, tendente a la geometría, con composiciones sencillas y aplicación del color en planos. Se advierte una cierta influencia oriental y sobre todo del arte japonés.
En 1981 se traslada por dos años a Montreal y después se establece en Nueva York hasta la década de los 90. Desde entonces alterna estancias entre España y Estados Unidos. En 1985, el Estado Francés le nombra Oficial de la Orden de las Artes y las Letras de Francia y en 1993 Comendador de la misma Orden.
Sus obras están expuestas en los mejores museos nacionales e internacionales y ha recibido premios tan importantes como la Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes y su incorporación a la Academia de Bellas Artes de San Fernando en Madrid. En 2018 fue reconocido con el premio Nacional de Arte Gráfico.