Catedral de Burgos |
El poder político y el eclesiástico, encarnados en el rey Fernando III y el obispo Mauricio, se dieron la mano para dotar a la Caput Castellae de una iglesia episcopal a la altura de su importancia.Con trazas y maestros inicialmente importados de Francia, se acometió el desafío de construir un imponente templo en la ladera del Cerro del Castillo; un ambicioso proyecto desarrollado en consonancia con la evolución de las técnicas arquitectónicas, escultóricas y decorativas del momento. El paso del tiempo, con sus diferentes estilos, ha ido dejando huella en la catedral de Burgos. La magistral integración de todos ellos, desde el gótico clásico hasta el barroco, justificó su inclusión en la lista del Patrimonio Mundial de la Unesco en 1984.
El documental de Álvaro Soto, "La catedral de Burgos, ocho siglos de travesía", propone observar el monumento desde múltiples perspectivas. Por un lado, la estrictamente técnica y artística: aspectos como su rápida edificación inicial -en apenas medio siglo- o la gran valía de sus maestros, desde los Colonia hasta los Siloe, sin olvidar a Felipe de Vigarny ni a Juan de Vallejo. Por otro, la faceta espiritual, emocional y simbólica, que justifica la concepción del templo como un enorme barco de piedra que navega por los campos castellanos hacia la salvación de las almas.
Especial atención merecen hitos históricos como la construcción de las agujas y la fastuosa capilla del Condestable, la ejecución de los relieves del trasaltar, el derrumbe y reconstrucción del cimborrio o la destrucción de las vidrieras del siglo XIII cuando los franceses volaron el castillo en su huida de 1813. También se abordan los continuos trabajos de restauración, especialmente intensos en el último cuarto de siglo, que han permitido a la catedral llegar hasta nuestros días en buen estado.
El programa, en el que participan los profesores de Historia del Arte de la Universidad de Burgos René Payo Hernanz, José Matesanz del Barrio y María Pilar Alonso Abad, cuenta también con las visiones del arquitecto José María Pérez Peridis y del historiador burgalés Juan Ruiz Carcedo. Además, recoge la voz del pintor y escultor Antonio López, autor de las nuevas puertas de bronce de la fachada de Santa María, último añadido con motivo del año jubilar concedido por el octavo centenario de la seo. No falta tampoco la visión del cabildo catedralicio, con la intervención de su presidente-deán, Pablo González Cámara; el responsable de turismo y delegado de patrimonio de la diócesis, Juan Álvarez Quevedo; el canónigo fabriquero, Víctor Ochotorena; el organista, José Inocencio Fernández; y el archivero, Matías Vicario.