martes, 7 de septiembre de 2021

La laguna Bacalar posee la forma de vida más antigua del planeta

Laguna de Bacalar
Uno de los paraísos naturales más hermosos de la Tierra se encuentra en el sur del estado mexicano de Quintana Roo, en la península de Yucatán. La laguna de Bacalar es famosa en el mundo entero por ser la única en las que se pueden distinguir hasta siete diferentes tonalidades de azul en sus aguas. ¿A qué se debe esto? No solo a los distintos niveles de profundidad que tiene, sino a que en ellas habita una de las formas de vida más antiguas del planeta, anterior incluso a los dinosaurios o a las primeras plantas: los estromatolitos.

Aunque no es el único paraje sobre la faz de la Tierra que cuenta con estas estructuras minerales bioconstruidas por cianobacterias, sí que es la zona del planeta en la que los estromatolitos son más extensos. Originados por la fotosíntesis, liberan grandes cantidades de oxígeno y a su vez absorben dióxido de carbono, siendo así la causa más inmediata de que pudiera existir vida en la Tierra.

En concreto, los estromatolitos de la laguna de Bacalar tienen una edad aproximada de 3,5 mil millones de años. A pesar de esto y de la rica biodiversidad del lugar, el paraje ha sufrido en los últimos años diversos episodios de contaminación que han podido acabar no solo con su belleza, sino con sus formas de vida prehistóricas. 

Una laguna única

¿Cómo es un estromatolito? En realidad, podemos encontrar similitudes en su aspecto con el de la coliflor. Son estructuras grandes y acolchadas de color 'beige' que crecen hacia arriba desde el fondo de la piedra caliza de la laguna. Aunque parezcan rocas, son seres vivos. Gracias a la fotosíntesis producida por las cianobacterias, estos crecen hacia arriba, pudiéndose apreciar en aguas poco profundas.

El lago es alimentado por un río subterráneo de 450 kilómetros que forma parte del sistema de túneles y cuevas de agua más grande del mundo a lo largo de la península de Yucatán. Esto es bueno para los estromatolitos: se cree que la roca carbonatada de los túneles los hace crecer más de lo normal, acumulándose en la el fondo de la laguna. Sin embargo, a raíz de la progresiva contaminación de las aguas mexicanas, los componentes tóxicos pueden llegar hasta la laguna de Bacalar, provocando un grave desastre medioambiental de difícil solución.

Laguna de Bacalar en un día nublado
Por un lado, la deforestación de las selvas vírgenes a varios kilómetros de la laguna ha aumentado exponencialmente en los últimos años debido a prácticas agrícolas insostenibles. Esto ha provocado un aumento de sedimentos, pesticidas y fertilizantes que terminan por llegar al agua de la laguna durante la temporada de lluvias, registrándose altos niveles de nitrógeno y amonio, sobre todo en las zonas cercanas al pueblo. Esto también supone que la composición del agua cambie y que las algas y los moluscos se multipliquen a un nivel frenético. Lo peor de todo es que no hay evidencias de que las comunidades de estromatolitos puedan recuperarse del daño ambiental en un período de tiempo corto.

Las causas de esta deforestación son, en parte, achacadas al auge de la industria turística local. Ha recibido mucha más atención que otros destinos, pero carece de la planificación urbana necesaria, como por ejemplo el tratamiento de las aguas residuales y las instalaciones sanitarias apropiadas.. En un análisis hecho se encontró en el agua grandes cantidades de Firmicutes, una bacteria que se encuentra de forma natural en el intestino humano. Por no hablar la erosión que sufren los estromatolitos a raíz del uso de distintas embarcaciones a motor, como botes, kayaks o motos de agua.