Imagen de Frantiskovy Lázne |
La fama de Karlovy Vary hace olvidar a menudo las otras dos ciudades incluidas en la lista de la Unesco. Mariánské Lázně es uno de los grandes secretos termales de Chequia. Su elegante arquitectura, teñida de blanco y amarillo, se prodiga en casas de baños, hoteles, columnatas y templos que custodian los secretos de aquella burguesía de mediados del siglo XIX que tanto la transitaba. Personalidades como Chopin, Goethe o Wagner eran sólo algunos de sus asiduos. Incluso fue el lugar de encuentro del rey británico Eduardo VII y el emperador austrohúngaro Francisco José I. La magia de este lugar se la debemos a Johann Josef Nehr, médico del cercano monasterio de Teplá, ya que fue él quien descubrió los beneficios de los más de 160 manantiales de la zona.
Františkovy Lázně es la ciudad más pequeña del Triángulo de las Ciudades Balneario de Bohemia Occidental. Recibió este nombre en honor al emperador austríaco Francisco I, que la fundó a finales del siglo XVIII. El efecto terapéutico de las aguas termales y de la turba (aquí se fundó el primer balneario del mundo que empleaba la turba con fines terapéuticos) impulsaron el crecimiento de elegantes paseos y arcadas clasicistas en la población.