Bosque de secuoyas |
Una de las provincias más ricas en cuanto a diversidad de ecosistemas se refiere es, sin duda, Cantabria. Situada en la cornisa cantábrica, nombre dado a la franja de tierra existente entre el mar Cantábrico y la cordillera cantábrica, en el norte de la península ibérica, es una comunidad ideal para perderse y disfrutar de la naturaleza, y de sus increíbles yacimientos arqueológicos del Paleolítico Superior, destacando las pinturas de las cuevas de Altamira, declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1985.
Entre estos maravillosos parajes existe uno poco conocido pero imprescindible en una visita a la región: el Bosque de Secuoyas de Cabezón de la Sal. A través de una pasarela, los visitantes podrán adentrarse en un bosque de 848 secuoyas que se encuentran en el Monte de Cabezón, repartidas en 2,46 hectáreas.
Este bosque es tan especial porque las secuoyas no brotan en España, sino que se plantan. Los árboles, que pueden alcanzar casi los 40 metros de alto, son naturales de California y, aunque pueden vivir miles de años, las de Cantabria tienen menos de un siglo. Pero, ¿qué hacen estos árboles en España?
A finales de los años 40, la política forestal de nuestro país obligaba a reducir las importaciones de madera para la industria, pues se buscaba utilizar materias primas nacionales. Así, para solucionar la escasez maderera, se optó por plantar más de 800 secuoyas en el Monte de Cabezón, debido a su rapidez de crecimiento (entre los 4 y 10 primeros años una secuoya puede crecer hasta 1,80 metros por año). Sin embargo, cuando llegó el momento 0 de la tala, los recursos de madera ya no interesaban. Por este motivo, las secuoyas de Cantabria permanecen intactas y han creado un espeso bosque en el que la luz del sol se cuela entre las ramas de algunas de las plantas, que y han alcanzado los 36 metros de altura. El bosque fue declarado monumento Natural en el año 2003.
Cómo llegar al bosque de secuoyas
Para llegar al bosque de secuoyas de Monte Cabezón en coche desde Santander, la ruta recomendada es coger la autovía A-67 hacia Torrelavega y continuar por la A-8 dirección Oviedo hasta la salida de Comillas.
Siguiendo las indicaciones hacia Comillas, a apenas un kilómetro de la salda, a la izquierda, en una curva con un cartel que marca el límite entre Cabezón de la Sal y Udías, se encuentra un pequeño aparcamiento donde puede dejarse el coche. Desde allí podrás comenzar una pequeña ruta entre los árboles, sin apenas dificultad, en la que podrás contemplar la grandiosidad de las secuoyas cántabras.