El descubrimiento de un adoquinado de hace 3.500 años, considerado el «antepasado» de los mosaicos mediterráneos, entre los restos de una ciudad perdida en el centro de Turquía, ayuda a conocer mejor el día a día de los misteriosos hititas de la Edad del Bronce.
Este conjunto de más de 3.000 piedras, en tonos naturales beige, rojo y negro, dispuestas en triángulos y curvas, fue desenterrado entre los restos de un templo hitita del siglo XV a. C., o sea 700 años antes de los mosaicos más antiguos conocidos de la Grecia Antigua.
A tres horas de Ankara, unos arqueólogos turcos e italianos, a golpe de pala y cepillo, intentan aprender más sobre los hititas, uno de los reinos más poderosos de la antigua Anatolia.
Por primera vez, estas personas sintieron la necesidad de hacer algo distinto, con figuras geométricas, juntando los colores, en lugar de hacer un simple adoquín. ¿Acaso el constructor era un genio? O le pidieron un revestimiento para el suelo y él decidió hacer algo nunca visto», explica.
Situado frente al monte Kerkenes, el templo que albergaba este boceto de mosaico estaba dedicado a Teshub, el dios de la Tormenta venerado por los hititas, que viene a ser el equivalente de Zeus entre los griegos.