El "Puente de Valladolid" situado en Arévalo (Ávila) era uno de esos lugares conquistados por las malas hierbas y del que era fácil aventurar el peor pronóstico. Sufrió riadas, inundaciones, guerras, demoliciones y, especialmente, el olvido. En 2010 entró la Lista Roja del Patrimonio que elabora la asociación Hispania Nostra, con un grave riesgo de derrumbamiento total.
Once años después, el puente luce de nuevo su antiguo esplendor, tras las obras de rehabilitación llevadas a cabo, con un presupuesto de 170.060 euros. Han desaparecido los hierbajos, se ha consolidado la estructura del puente y se han recuperado los pretiles laterales para que pueda ser recorrido sin dificultad (y sin peligro de caídas). Con todo ello ha vuelto a estar en la Lista Verde de Hispania Nostra.
Aunque de origen romano, se trata de una histórica construcción medieval del siglo XIV, de estilo gótico mudéjar, hecho a base de ladrillo macizo, piedra caliza rajuela y argamasa de cal y arena.
Una lápida atestigua una de las últimas restauraciones durante el reinado de Carlos III, en el año 1781, debido a una gran crecida del río Adaja que había derribado parte de su estructura.
El puente fue puerta de la muralla de la villa, pues en el lado sur existió una torre almenada con arco ojival unida al lienzo norte de la muralla, hasta que en el año 1889 fueron derribadas tanto la torre como el lienzo.