Potes es conocida como la villa de los puentes (de ahí su nombre) y de las torres. De manera especial destacan la del Infantado (hoy sede de exposiciones) y también la de Orejón de la Lama, ambas del siglo XV. La parte antigua de la localidad conserva todo el encanto con sus callejuelas y caserones (muchas de ellas con blasones), un paseo que hace viajar al visitante a tiempos pasados llenos de historia.
Uno de los atractivos de esta localidad situada en el corazón de los Picos de Europa es la gastronomía, con su cocido lebaniego como máximo exponente. Se hace a base de los garbanzos típicos de la zona (pequeños y tiernos), cecina o carne, berza y relleno. Sorprende la cantidad de restaurantes que acoge. Las carnes son otro de los manjares de la zona, al igual que sus licores de elaboración artesanal.
Potes siempre está lleno de vida. La llegada de los peregrinos, los ganaderos que acuden al mercado o los senderistas que eligen el pueblo como base de operaciones hacen que la villa siempre esté animada. Muchos eligen este pueblo para recorrer los alrededores, conocer cumbres próximas de los Picos de Europa y también para ganarse indulgencias. El Camino Lebaniego lleva al monasterio de Santo Toribio de Liébana, a solo dos kilómetros, fundado en el siglo VI y donde se guarda el mayor fragmento conservado de la Cruz de Cristo, motivo suficiente para que los cristianos peregrinen desde hace siglos.
Potes fue declarada como Conjunto histórico (Bien de Interés Cultural) en 1983.
