La escultura expandida, luminosa y colorista de David Magán (Madrid, 1979) invade el espacio -1 del Centro de Arte Caja de Burgos CAB. Con un proyecto inmersivo, en el que el espectador es el protagonista necesario, el artista aborda su exposición más ambiciosa hasta la fecha.
Si los efectos cromáticos y geométricos han venido caracterizando la tarea de Magán, sin descuidar nunca el interés por fusionar su trabajo con el espacio que la acoge, en el CAB la propia arquitectura del centro ha guiado el complejo equilibrio entre obra, edificio y espectador.
El empleo de la luz, y el modo en que esta se materializa en diversos soportes y fuentes; la experimentación y el estudio de las posibilidades plásticas de un elemento tan intangible como este –la luz– hasta su conversión en un objeto formal, ha decidido una serie de piezas audaces y complejas que solo pueden descubrirse íntegramente a medida que se recorren. Una experiencia física, cercana y real, pero también un territorio de exploración e investigación por parte del espectador que, en palabras de David Magán, quiere ‘potenciar los sentidos y poner a prueba la razón a través de una geometría limpia y ordenada que busca el equilibrio’. Percepción, calma y observancia indispensables para poner a prueba, desde la aparente racionalidad geométrica, nuestras capacidades sensitivas y reflexivas en un mundo por completo necesitado de ellas.