domingo, 1 de noviembre de 2020

Muere Connery, Sean Connery, a los 90 años

Sen Connery
Sean Connery
murió ayer a los 90 años,. Fue y es aún el que mejor pronunció las tres palabras (dos si no contamos la que se repite) que definen un universo entero. Primero el apellido, luego el nombre y finalmente todo junto con la contundencia precisa de una confesión de asesinato. Sin arrepentimiento. Como un corte limpio en la carne de la conversación más inocente en la barra de un bar o en mitad de una partida de bacará. Bond, James Bond.

Las películas basadas en las novelas de Ian Fleming no sólo hablaban de espías en un mundo extraño, también definían el espacio sagrado que configura tanto al cine de aventuras como al propio deseo. Y en medio, Connery, Sean Connery. Fleming, de hecho, siempre escribió para él. 

En su universo cultivado y elitista, él era un impostor. Simpático y ocurrente, pero intruso al fin y al cabo. Para los turistas pobres (todos nosotros) que se acercaban a sus novelas en busca de una experiencia nueva, pero de apariencia real, él ofrecía la puerta de entrada a un paraíso de deseo lejano, seductor e irrenunciable. Un resort de universos turbios, simples y nuevos. Por todo ello, el Bond de Sean Connnery, antes que cualquier otro, era la encarnación de un planeta, el que aparecía en la parte de atrás de las noticias más extravagantes de los periódicos, verosímil y completamente irreal a la vez. Y por ello, deseable. Puro deseo.