Meandro del Melero |
El asombroso meandro del Melero
La ruta por este sur salmantino puede iniciarse en el límite de la provincia con la vecina Cáceres para disfrutar de una de las postales más bellas de la península ibérica. Se trata del meandro del Melero, una isla repleta de árboles que forma el río Alagón en la zona embalsada del pantano de Gabriel y Galán, situado en Tierras de Granadilla. Esta isleta pertenece a la Comunidad de Castilla y León porque el río Alagón marca la frontera entre tierras extremeñas y castellanas, y la mejor panorámica de este bello enclave se halla en suelo salmantino desde el mirador de La Antigua.
Para llegar a este punto lo mejor es acercarse a Riomalo de Abajo y tomar una carretera mitad asfaltada y mitad pista forestal, accesible a todo tipo de vehículos, para admirar este balcón donde con suerte se pueden observar aves como la cigüeña negra, el buitre negro y leonado, el águila calzada o el águila culebrera, y ciervos que acuden a las orillas del río para alimentarse. Existe también la posibilidad de alquilar una canoa o subirse a un catamarán para llegar a esta zona, pero lo que no debe perderse es el atardecer desde el mirador cuando el sol ilumina el meandro hasta que las sombras se apoderan de este mágico enclave no demasiado conocido todavía.
Poco más de una veintena de kilómetros en dirección norte tendremos que recorrer para alcanzar Mogarraz, uno de esos pueblos auténticos que no ha perdido su identidad y que hechiza nada más pisar las calles de su entramado medieval por sus pasadizos, fuentes, cruceros, escudos de viejos linajes, bodegas vinateras, orfebres, bordadoras y bellas casas serranas con entramados de madera, piedra y adobe.
La sorpresa aún es mayor cuando se observan estas edificaciones porque en muchas de ellas pueden admirarse los retratos pintados de los habitantes del pueblo que no habían emigrado en 1967 buscando un futuro mejor. Un artista llamado Florencio Maíllo accedió a un archivo fotográfico singular del consistorio creado con los DNI de la población en aquel momento y decidió retratar a gran escala a todos ellos colocando su obra en las viviendas donde residían esas personas y en algunos lugares emblemáticos como la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de las Nieves en homenaje de aquellos que no disponían de una casa en propiedad. Casi 400 retratos se expusieron en la inauguración de 2012, pero hoy la cifra se ha duplicado y la localidad es ya conocida popularmente como «el pueblo de las mil caras».
Un cuarto de hora en coche por la carretera SA-225 bastará para llegar a Miranda del Castañar desde Mogarraz.
La villa se levanta sobre un promontorio rocoso exhibiendo las magníficas torres y murallas de su castillo del siglo XV y se accede al casco viejo de este hermoso conjunto, repleto de escudos nobiliarios como los de las familias Escribano o Tejeda, por sus cuatro puertas históricas. La dedicada a San Ginés es la que conduce a la vieja plaza de armas de la fortaleza, que se convierte periódicamente en plaza de toros y escenario de otros festejos locales. Algunos historiadores afirman que podría ser el coso taurino más antiguo de España.
Nuestra siguiente parada es La Alberca, el pueblo más conocido y turístico de esta zona, que ha sabido conservar todo su encanto a pesar de que en su calle principal se concentran cada vez más tiendas de jamón, queso y almendras garrapiñadas.
Sin embargo, una vez que te pierdes por las calles empedradas en granito de este conjunto histórico artístico desde 1940 te percatas de todo su encanto. Siempre acabarás en la Plaza Mayor, con su bello crucero berroqueño escoltado por las casas con soportales, o en la Plaza de la Iglesia, aunque en otros rincones más alejados puedes encontrarte también con las vecinas de más edad, vestidas de negro o con sus trajes típicos.
Las leyendas afloran en este pueblo, siempre presente en los ranking de los más hermosos de la península ibérica, aunque la más popular asegura que cuando llega el atardecer se pasea por las calles «la moza de ánimas», una mujer que recorre la población haciendo sonar una esquila para pedir por los fallecidos.
La guinda final de este itinerario, que podría ser más extenso pasando por San Martín del Castañar o Sequeros si el viaje se alarga, concluye en la Peña de Francia, el gran macizo rocoso de 1.723 metros de altura al que se considera el auténtico mirador de toda la provincia. Para alcanzar la cima hay que seguir una carretera repleta de masas de robles y pinos, pero la excursión merece la pena.
En lo alto de la peña, muy concurrida por las cabras montesas, se alza un santuario dominico que acoge a la Virgen Morena, patrona de Salamanca, y protege a los visitantes cuando el viento azota. Sus vistas son espectaculares y alcanzan el norte de Extremadura e incluso la Sierra de la Estrella en Portugal.