A 40 kilómetros de la ciudad turca de Adıyaman en lo alto del histórico Monte Nemrut y a más de 2000 metros, se encuentra el «Trono de los Dioses», un túmulo funerario flanqueado por enormes estatuas considerado por la Unesco Patrimonio de la Humanidad. El lugar fue mandado levantar en el año 62 a.C. por el rey Antíoco Theos de Comagene -de ascendencia armenia y griega-, quien creó un auténtico culto a sí mismo y un paraje donde lo adorasen tras su muerte. El lugar está formado por un conjunto de estatuas, -que se repartían en dos terrazas diferenciadas-, de unos ocho metros de altura, entre las que figuran dos leones, dos águilas y diferentes dioses armenios, griegos y persas, como Hércules, Zeus-Oromasdes, Tique y Apolo-Mitra entremezclados con la figura del propio rey Antíoco.
Las estatuas del monte Nemrut permanecieron olvidadas durante siglos hasta que Karl Sester, un ingeniero de carreteras alemán, las redescubrió en 1881. A pesar de que en una inscripción el rey Antíoco sugiere que su tumba se colocara en un lugar elevado y sagrado, las excavaciones realizadas aún no han logrado encontrar la sepultura del rey.
Hoy en día las figuras, que se encontraban sentadas y con los nombres de cada dios inscritos en ellas, no están situadas en su posición original debido al deterioro sufrido por el paso del tiempo y los daños ocasionados de forma deliberada en las caras, especialmente en las narices.