domingo, 24 de enero de 2021

Praga tiene una nueva e impactante escultura: Una jirafa con cabeza de ducha

Jirafa con cabeza de ducha de Jaroslav Róna
Estos todavía son meses en los que soñamos con Praga (la romántica y bohemia Praga) sin poder visitarla. Con sus símbolos imborrables, como el puente de Carlos, el más viejo de la ciudad, sobre el Moldava, o la histórica plaza de la Ciudad Vieja. Sin embargo, hay algunos aspectos de la capital checa sorprendentes y menos conocidos por el gran público.

En esa segunda mirada destacan las esculturas modernas, provocadoras o hasta irreverentes que salpican las calles. Cada cierto tiempo se inaugura uno de esos trabajos. Entre los autores favoritos de la ciudad está el controvertido David Černý, autor -entre otras- de una famosa cabeza de Franz Kafka compuesta por 42 bloques/segmentos metálicos de hojalata inoxidables que no paran de moverse, creando un efecto hipnótico. En Praga hay otros trabajos de Černý muy singulares, como La Fuente de los Meones, junto al museo de Franz Kafka, y Los Bebés gigantes, en la torre de comunicaciones.

La última escultura de Praga se instaló el pasado mes de noviembre en la plazoleta cercana al edificio Enterprise Office Center, no muy lejos de la parada Pankrác de la línea C del metro. Su autor es el polifacético (escultor, pintor, escritor...) Jaroslav Róna (Praga, 27 de abril de 1957), responsable también de otra enigmática estatua dedicada a Kafka, en la calle Dušní, junto al barrio judío. El escritor aparece como un jinete sobre los hombros de una persona sin cabeza, sin pies ni manos.

A esta nueva obra Róna le ha dedicado más de tres años de trabajo. Representa un animal fantástico, una especie de híbrido entre una jirafa y una ducha (sí, una de esas duchas de cualquier baño). Probablemente es la escultura de bronce más grande en Europa. En realidad está hecha de acero inoxidable y bronce, mide 10 metros y luce un color rojo potente para que nadie pase de largo sin mirarla. Un dato más: el autor ha admitido que se inspiró en el mundo infantil de los Pokémon.

Se trata de una construcción bastante compleja, una suma de ciento ochenta piezas soldadas de bronce y decenas de acero inoxidable. En su desarrollo el artista colaboró con un ingeniero de estructuras para asegurarse de que podría soportar un fuerte terremoto de más de 7 grados de la escala Richter, o un huracán. De momento, solo ha tenido que sortear -sin mayores problemas- un «huracán» de comentarios, como suele suceder con muchas de las obras de Róna.