Mujeres brillantes |
Entre ellas, se encuentran figuras tan conocidas como la filósofa griega Hipatia de Alejandría, que realizó importantes contribuciones a la astronomía; o la matemática Ada Lovelace (1815-1852), la primera programadora informática.
O, incluso, la científica Marie Curie (1867-1934), Premio Nobel de Física en 1903 por sus investigaciones sobre la radiación, compartido con Henri Becquerel, y de Química en 1911 por sus trabajos sobre el polonio y el radio, esta vez ya en solitario. Unos estudios que, a la larga, le costarían hasta su propia salud e integridad.
Frente a ellas, muchas otras científicas no han sido tan visibles. Es el caso de la médica italiana del siglo XII Trótula de Salerno, considerada la primera ginecóloga de la Historia por sus ideas revolucionarias en este campo y en el área de la obstetricia, que defendió que los problemas de infertilidad podían venir también de los hombres y no solo de las mujeres, como se creía y se defendía para humillación de las féminas hasta entonces. O de Tabitha Babbitt, a quien se le atribuye la invención de la primera sierra circular.
Martha Coston, por su parte, ideó las señales luminosas marítimas, que salvaron y siguen haciéndolo muchísimas vidas por evitar choques de barcos en alta mar.
El popular juego del Monopoly también se debe a una mujer, en concreto a la escritora y empresaria Elizabeth Magie Phillips, quien en 1902 creó The Landlord’s Game (El juego del propietario), precursor de la actual versión de este entretenimiento de mesa.
Pero la innovación femenina va mucho más allá. Objetos tan cotidianos como el limpiaparabrisas o la escalera de incendios fueron ideados por mujeres. El primero, por Mary Anderson, que con su invención facilitó de una manera inigualable hasta la fecha la conducción de trenes, tranvías y coches. Y, en esta línea, Anna Connelli consiguió edificios más seguros al inventar en 1887 la escalera de incendios exterior, que hoy en día sigue formando parte del paisaje de muchas ciudades.
Por su parte, la química e ingeniera Mary Engle Pennington fue la primera mujer jefa de laboratorio de la Administración de Medicamentos y Alimentos de Estados Unidos y la inventora del sistema de refrigeración y conservación de comida.
Otras creaciones totalmente incorporadas al día a día son el típex, idea de la mecanógrafa Bette Nesmith Graham; el filtro del café, inventado en 1908 por la alemana Melitta Bentz; o el Kevlar, material cinco veces más resistente que el acero que se utiliza en los chalecos antibalas, de la química polaco-estadounidense Stephanie Kwolek.
Pero sin duda, a quien se debe la manera de vivir de la actualidad es a la actriz e inventora austriaca Hedy Lamarr, precursora del wifi, el Bluetooth y el GPS, gracias a su técnica del salto de frecuencia.
La lista de creaciones también incluye iniciativas pioneras de españolas, entre las que destaca la maestra gallega Ángela Ruiz Robles, inventora y precursora del e-book, o libro electrónico.
Ruiz Robles impulsó un dispositivo para que los niños de su escuela no tuvieran que cargar con tanto peso y pudieran tener todas las asignaturas en un solo prototipo de enciclopedia mecánica.
En este ranking figura asimismo la investigadora y profesora de la Universidad Complutense Celia Sánchez-Ramos Roda, creadora del sistema de reconocimiento por córnea por el que ha sido galardonada con el Gran Premio Internacional de Invenciones de Ginebra 2010, además de recibir el premio de la Organización Mundial de Patentes a la Mejor Inventora del Mundo en 2009. También la valenciana Pilar Mateo, ideóloga de una pintura insecticida contra enfermedades como el mal de Chagas.