No se medía una aceleración igual desde 1973. De media, en 2020, la Tierra ha conseguido acelerar la rotación sobre sí misma unos 0,5 milisegundos. Se batió el "récord de velocidad" en 28 ocasiones. El pasado 19 de julio, los relojes atómicos registraron una vuelta mucho menor a los habituales 86.400 segundos: fue 1,4602 milisegundos más rápido.
Los relojes atómicos de alta precisión se desarrollaron en la década de 1960 y establecieron que el día solar equivale a 86.400 segundos. Para ello, miden la rotación de la Tierra tomando como referencia diferentes objetos astronómicos distantes.
Sin embargo, la velocidad puede variar por muchas causas, como el movimiento del núcleo fundido del interior de nuestro planeta, por la erosión de las montañas, por el comportamiento de los océanos o de la atmósfera, entre otras causas. Hay quien sostiene, además, que la aceleración será mayor debido al calentamiento global cuando se deshagan los glaciares.
Los guardianes del tiempo
El Servicio Internacional de Rotación de la Tierra y Sistemas de Referencia (IERS, según sus siglas en inglés), con sede en París (Francia), comprueban la rotación de la Tierra fijándose en la distancia con una determinada estrella. Así se fija la Hora Universal (UT1), que sería la medida del tiempo solar. Después se compara con el Tiempo Atómico Internacional (TAI), la escala de tiempo que mantienen los relojes atómicos.
Para reajustar los relojes con el movimiento de la Tierra, se creó la figura del "segundo bisiesto": hasta ahora se han añadido segundos extra para compensar el retraso de la Tierra en 27 ocasiones, pero, después de este acelerado 2020, creen que pronto habrá que restárselo. Si esto sucede, nuestros relojes retrasarán un segundo para mantenerse sincronizados.
Según sus cálculos, 2021 tendrá aún días más cortos: alrededor de 0,05 milisegundos. Al final del año, los relojes atómicos habrán acumulado un decalaje de 19 milisegundos. Para nuestra vida diaria no supondrá ningún problema, pero puede traer grandes consecuencias para, por ejemplo, los satélites y los equipos de comunicaciones. Por eso hay grandes detractores de los segundos intercalares, que prefieren dejar "pasar el tiempo" astronómico hasta que llegue a una hora y entonces sí modificar todos los relojes.