El 9 de septiembre de 2020 el campo de refugiados de Moria, en la isla griega de Lesbos, ardió dejando a 13.000 personas, incluidos 4.000 niños, sin refugio. Los migrantes y refugiados que vivían allí procedían de Siria, Afganistán o Irak.
Los habitantes del campo vivieron en condiciones terribles durante años: hacinados, con apenas agua limpia, sin alimentos suficientes, sin un tejado sobre sus cabezas, sin escuelas y sin oportunidades para el juego. El fotógrafo griego Antelos Tzortzinis capturó en una sola imagen un momento que muestra valentía, incredulidad y la disposición de ayudar a quienes lo necesitaban urgentemente. Según estimaciones de Unicef, casi la mitad de las personas refugiadas o desplazadas en todo el mundo son niños o adolescentes.