Najat el Hachmi |
En el año en el que se conmemora el centenario de Carmen Laforet que obtuvo el primer Nadal, en 1944, con la reivindicativa “Nada”, Najat el Hachmi toma su relevo con “El lunes nos querrán”, presentada a concurso como “Intrusas”, bajo el seudónimo de Cristina López.
La obra nos expone una historia, la de la amistad entre dos mujeres jóvenes, ambas hijas de la inmigración marroquí. Nos encontramos en los años previos a la crisis y es en ese momento cuando son más visibles las dificultades para enfrentarse ante el día a día de un barrio en el que la mayoría son inmigrantes. En la novela premiada se visualizan las complejidad consecuencia de habitar en un barrio donde la mayoría de sus habitantes son inmigrantes. La mujer no lo tiene nada fácil para ser alguien independiente, libre de lastres de corte machista. Eso es lo que quieren lograr las dos protagonistas de este texto que buscan el camino hacia su libertad, aunque se sentirán de alguna manera frágiles al emprender caminos e iniciativas que no habían sido promovidas por ninguna mujer de su entorno en fechas previas. Ellas son las primeras en pensar en estudiara una carrera universitaria o lograr un trabajo con un sueldo. Son pioneras, pero esa no quiere decir que lo tendrán fácil sino todo lo contrario. Tendrán que luchar contra los elementos y estos son los de los roles de género difíciles de cambiar. Su vida privada también conocerá cambios con respecto a lo que se vivía hasta ese momento, porque eran las madres las encargadas de concertarles los respectivos matrimonios. Todo ello causará en ellas una impresión amarga, distanciándose de una sociedad que ya no entienden como suya porque las rechaza. Poder ser una “mujer trabajadora” no era tan sencillo como habían pensado en un primer momento. A todo ello, a toda esa reivindicación, deben plantar cara las protagonistas de “Los lunes nos querrán”.
De nuevo, Najat el Hachmi vuelve a demostrar que es una autora comprometida con su tiempo y que escribe y denuncia sobre los abusos del tiempo que le ha tocado vivir. No es una cronista sino que intenta arrojar nueva luz sobre situaciones, momentos y entornos de un mundo que no siempre nos muestra su mejor cara, especialmente cuando eres una mujer y tus raíces están fuertemente vinculadas con la inmigración.
Nacida en Nador (Marruecos) en 1979, la ganadora del Premio Nadal se instaló con su familia en Cataluña cuando contaba con ocho años de edad. Licenciada en Filología árabe, su primer libro publicado ya fijaba algunas de las líneas argumentales de su obra literaria. Fue el texto autobiográfico “Jo també sóc catalana”, aparecido en 2004, aunque el gran éxito lo logró cuatro años más tarde con la novela “L’últim patriarca”, ganadora cuatro años más tarde del Premi Ramon Llull. Aquella historia de una joven marroquí que trataba de alcanzar su libertad, un fresco que se remontaba a sus orígenes en algún lugar de Marruecos hasta la actualidad en la Península, logró un enorme éxito que pasó nuestras fronteras, hecho que se materializó con la traducción de la obra en diez lenguas.