La ruta del Tateyama Kurobe es, sin duda, uno de los mayores espectáculos naturales del lejano Japón. Si estás cansado de recorrer imponentes crestas de nuestra geografía ibérica y te apetece sumergirte en una ruta gélida que parece salida de un paisaje de ciencia ficción, este es tu destino. Hasta veinte metros de altura alcanzan estas paredes de hielo que cruzan turistas nipones y extranjeros embelesados por la belleza inmaculada del cristal gelificado.
No apta para claustrofóbicos, esta ruta conecta las localidades de Tateyama y Ogizawa a través de lo que se conoce como los "Alpes japoneses". A juzgar por el vídeo, se trata de un paraje único en el mundo. Y también muy frío. Desgraciadamente, está muy masificado, por lo que si lo vas a visitar, que sea antes de la llegada de la primavera para evitar las aglomeraciones que, paradójicamente, también son causa de su progresiva degradación medioambiental.