lunes, 17 de enero de 2022

La huella romana en una de las ciudades con más historia de España

Teatro romano de Cartagena
Poquísimas ciudades de España pueden presumir de una historia tan larga como la de Cartagena. Fue la Mastia íbera, la Qart Hadasht fenicia, la Carthago Nova imperial. Los romanos quisieron incluso unirla a los mitos de la Guerra de Troya: autores como Silio Itálico o Estrabón atribuyen la fundación de la ciudad a Teucro, hermano del célebre Áyax. Y los cartageneros han sabido poner en valor esa historia, realizando durante las últimas décadas un gran esfuerzo para recuperar y musealizar los restos arqueológicos más importantes que se han encontrado. Es el caso del Centro de Interpretación de la Muralla Púnica o del Castillo de la Concepción, pero sobre todo del rastro de la Cartagena romana, representado especialmente por dos espacios imponentes: el teatro y el foro.

El Museo del Foro Romano Molinete, inaugurado en 2020, es la pieza más reciente para ayudar al visitante a comprender la importancia que tuvo Carthago Nova. Bajo lo que fuera en tiempos el ‘barrio rojo’ cartagenero, en el Cerro del Molinete, se han ido encontrando restos del decumano (una de las calles principales de toda urbe romana) y del foro, centro de la sociedad local en el siglo I d. C.. Estas ruinas nos transmiten la imagen de una ciudad animada, políticamente activa, en la que la propaganda de la ‘Pax Romana’ y los templos imperiales se juntaban con los misterios de religiones traídas de Egipto y con la vida social.

El conjunto se encontraba dominado por un templo dedicado al emperador Augusto, del que se han encontrado muy pocos restos. Sí que quedan más rastros de uno de los edificios civiles más importantes, la curia, a la que accedemos pisando la misma calzada por la que entrarían en ella las autoridades locales para discutir los temas relativos al gobierno de la ciudad. Para que nos hagamos idea de las dimensiones del edificio, los arquitectos del proyecto han construido una estructura de acero que marca su perímetro y su altura y en la que está colocada la reproducción de la estatua del emperador que presidiría las deliberaciones.

Santuario de la diosa Isis
Siguiendo por la calzada accedemos al resto del complejo, con un atrio, unas termas y -lo más singular de todo- un templo de la diosa Isis con un edificio anexo reservado a los ritos mistéricos de la misma, un tipo de conjunto religioso que solo se había encontrado antes en Pompeya, Ostia y Baelo Claudia. En todo el espacio del foro se han hallado pinturas murales muy interesantes, que van desde decoraciones geométricas hasta escenas de Apolo con las Musas.

El otro gran testimonio de Carthago Nova lo da su teatro. Descubierto a mediados de los años 80 bajo el antiguo barrio de pescadores, su importancia va más allá de su escenario y sus gradas (es el quinto teatro romano con más capacidad encontrado en España). Su musealización, realizada por Rafael Moneo, puso de relevancia cómo en ese espacio se fue acumulando la Historia de la ciudad, capa tras capa: el teatro, el mercado tardorromano que se construyó aprovechando su estructura, la muralla árabe, la cristiana, la catedral medieval y hasta un refugio contra los bombardeos de la Guerra Civil. Testimonios del pasado que se pueden contemplar apilados unos sobre otros en el entorno del teatro y en los túneles que dan acceso al mismo. Un conjunto cuya restauración siguió estrictos criterios arqueológicos.

Y, si bien esos dos museos son los más importantes de la Cartagena romana, hay otros restos muy dignos de mención: la Casa de la Fortuna, con pinturas murales y mosaicos; los pocos restos encontrados del anfiteatro; la construcción funeraria de Torreciega; la Domus del Pórtico, ya de época bizantina; o las piezas rescatadas de naufragios romanos que se pueden ver en ARQUA, el Museo Nacional de Arqueología Subacuática.