Julián, un divorciado de 50 años, recurre a la famosa aplicación para compartir su coche con desconocidos en los viajes que realiza entre Bilbao a Madrid y vuelta. En esos desplazamientos ha conocido alguien que ya es especial para él: la joven y bella Lorena. Ésta, desde hace meses, tiene un asiento fijo en su coche; y Julián quiere aprovechar el último viaje para expresarle sus sentimientos. Desgraciadamente, por error, escoge a dos ocupantes que nunca hubiera deseado: uno de ellos un individuo insoportable que se dedicará a provocar conflictos durante todo el trayecto.
Con mucha más acción y más escenas que se desarrollan fuera del vehículo que la película de Martín Cuervo, en lo que coinciden ambos films es en unos diálogos tremendamente ingeniosos mientras vamos conociendo la verdadera cara de los viajeros, cuatro desconocidos que recurren a la mentira, o a las medias verdades, para describir sus vidas porque todos son unos auténticos perdedores.
Una excelente dirección de actores saca lo mejor del cuarteto principal (Blanca Suárez, Alberto San Juan, Ernesto Alterio y Rubén Cortada) donde el caradura personaje que interpreta Alterio "se sale", al encarnar con una vis cómica increíble lo que llega a ser un personaje mentiroso y tóxico hasta extremos impensables. Este individuo la lía por donde pasa; es igual sea una gasolinera, unas bodegas con spa o en la propia carretera.
