Los tsunamis son eventos raros, pero pueden ser extremadamente mortales. En los últimos 100 años, 58 de ellos han cobrado más de 260 000 vidas, o un promedio de 4 600 por desastre, superando a cualquier otro riesgo natural. El mayor número de muertes en ese período fue en el tsunami del océano índico de diciembre de 2004. Este causó un estimado de 227 000 muertes en 14 países, con Indonesia, Sri Lanka, India y Tailandia los más afectados.
La creación del Día Mundial de Concienciación Sobre los Tsunamis es una idea original de Japón, que debido a su repetida y amarga experiencia a lo largo de los años ha acumulado gran experiencia en áreas tales como la alerta temprana de tsunamis, la acción pública y reconstruir mejor después de un desastre para reducir los impactos futuros.
La fecha elegida, 5 de noviembre, tiene su origen en la anécdota «Inamura no hi», es decir, la «quema de las gavillas de arroz». Durante un terremoto en 1854 un aldeano vio el retroceso de la marea, una señal de que se avecina un tsunami. A expensas de sus bienes, prendió fuego a toda su cosecha para advertir a los habitantes de la aldea, que huyeran a tierras altas. Posteriormente, se construyó un terraplén y se plantaron árboles para que actúen como sistemas naturales de amortiguación frente a las fuertes olas.
La Asamblea General invita a todos los Estados Miembros, las organizaciones del sistema de las Naciones Unidas y otras organizaciones internacionales y regionales, así como a la sociedad civil, incluidas las organizaciones no gubernamentales y los particulares, a observar el Día, a fin de concienciar a la población sobre el riesgo que plantean los tsunamis. También solicita a la secretaría de la Estrategia Internacional para la Reducción de los Desastres a facilitar la celebración del Día, en colaboración con las organizaciones pertinentes del sistema de las Naciones Unidas.