Sobre la pareja de mesas tipo auxiliar talladas en madera y con decoración dorada nada saben en el Cabildo Metropolitano. Tanto el responsable de Patrimonio, Juan Álvarez Quevedo, como el archivero, Matías Vicario, desconocen que estas piezas pertenezcan o hayan pertenecido a la Catedral y tampoco recuerdan que se las mencione en los inventarios que poseen, aunque para precisarlo con absoluta rotundidad «tendríamos que hacer una investigación más exhaustiva».
Las indagaciones llevadas a cabo por la casa de subastas apuntan a que las mesas forman parte de la herencia del duque del Infantado, a cuya propiedad llegaron tras la desamortización de Mendizábal de 1835. Con el tiempo, las dos piezas del siglo XVI fueron vendidas a un anticuario de Madrid, que es a quien el actual propietario se las compró hace más de treinta años con esas referencias sobre su origen.
En el Cabildo tampoco se atreven a negar esa versión «porque en la desamortización ya sabemos que muchas cosas se hicieron bastante mal», pero insisten en que no tienen constancia documental de que hayan formado parte del patrimonio de la diócesis. El problema es que al tenerse que remontar cerca de dos siglos en el tiempo, solo pueden acogerse a los inventarios o a una investigación profunda que permitiera dar con algún documento que mencione la ubicación de esas piezas en el templo gótico.
En cuanto a la descripción objetiva de la pareja de mesas, desde la casa de subastas destacan la decoración de roleos vegetales y hojas de acanto en cintura. Señalan que posee también un «magnífico faldón» recortado de gusto italiano con decoración similar. Y por último mencionan las patas que, además de los motivos vegetales, están rematadas con tallas de los apóstoles. La ficha técnica dice, por otro lado, que corresponde a un trabajo español del siglo XVI y que su superficie es de mármol travertino en tonos crema. La subasta es presencial. A las 18 horas en la avenida Menéndez Pelayo, número 3.
