Estanque celtibérico de Laguardia (Álava) |
Es el mayor de la Edad de Hierro en Europa y se descubrió mientras se hacían obras para un aparcamiento en 1998. En el lugar se halló una estatua dedicada a las diosas madres, que prueba que allí se debían hacer también rituales, ya que estas divinidades habituales en la zona celtibérica estaban asociadas a los manantiales acuíferos.
Los sacerdotes hacían rituales en las aguas en honor a las matres, y la Iglesia, al no poder prohibir estos espacios y ritos, dio nombres de santos a los lugares, edificando santuarios al lado de los mismos... aunque la gente, en parte, siguió creyendo en la divinidad antigua. En el interior de este manantial se creía que residía un espíritu y por eso rociaban con el agua sus cuerpos desnudos.
Al igual que en otros lugares bailaban alrededor de los pozos -siempre de izquierda a derecha- y dejaban un pañuelo o el trozo de ropa con el que se habían secado sujeto al árbol más cercano. En algunos sitios todavía se conserva esta costumbre al lado de algunas ermitas con fuentes a las que se tiene como ‘mágicas’. Hay aras votivas dedicadas a las ‘matres’ en muchos lugares celtibéricos y se las representa en triadas con cestas de frutos y un cuerno de la abundancia.
El enorme depósito conocido como "La Barbacana" -protegido ahora por una cubierta- tiene unos 18 x 25 metros y podía contener hasta 300.000 litros de agua. Se conservan parte de los muros que lo rodeaban que llegan hasta una altura máxima de tres metros. Encima se construyó un horno medieval para fundir campanas del que se conservan restos.
El estanque está en la calle Mayor y hay un Centro de Interpretación para profundizar en su historia. Curiosamente, a pesar de su importancia, no es muy conocido entre los turistas y la gente que viene a verlo lo hace porque está señalado en el recorrido que hay que hacer por la villa. Aquí -en Laguardia- el vino sigue teniendo más importancia que el agua. Por eso, cerca, queda un ‘monumento’ a los zapatos por si los rompes visitando bares y bodegas.