miércoles, 6 de octubre de 2021

Senderismo. "El Camino de Hierro" la trepidante ruta por las antiguas vías del tren de las Arribes salmantinas

Salida del túnel número 1
Y el tren se hizo camino. Amanece en la antigua estación de La Fregeneda dentro del Parque Natural de las Arribes. Este es el punto de partida de una ruta que entreteje la nostalgia del ferrocarril con un sobrecogedor paisaje. Los visitantes tienen una hora, entre las 7:30 y las 8:30 de la mañana, para desfilar por una antigua locomotora donde se pican las entradas y se dan las últimas instrucciones: Hay que ponerse un chaleco reflector. Comprobar que funciona la linterna. Asegurarse de llevar agua suficiente.

Lo que aguarda a unos 500 metros es un recorrido a pie único en España. Un sendero de 17 kilómetros, inaugurado esta primavera, por las antiguas vías de la histórica Línea del Duero, la joya industrial y transfronteriza que atravesó entre 1883 y 1887 este paraje excepcional que hoy, además de parque natural, es Reserva de la Biosfera.

Puente de hierro
El Camino de Hierro es una obra colosal de ingeniería. Una sucesión de 20 túneles y diez puentes, algunos de la escuela de Eiffel, que discurre a la vera de los impresionantes cortados horadados por el río Águeda justo antes de su desembocadura en el Duero. En 2021 ya no se escucha estruendo de vagones ni máquinas de vapor, pero esas vías vuelven a tener vida gracias a una limpieza y restauración que ha durado tres años y que regala al senderista una trepidante aventura. Quizá sea lo mejor que ha pasado en este Año Europeo del Ferrocarril.

El Camino empieza fuerte. Cuando aún no termina de despuntar la luz del día has entrado sin darte cuenta en el Túnel número 1, el más largo del itinerario. El final se ve nítidamente, enmarcado en un arco perfecto, pero eso no le quita ni uno de sus 1.500 metros de longitud al oscuro pasadizo. No olvidarse de las recomendaciones: "Por los túneles, mejor avanzar por el medio".

Río Morgáez y senderistas
En este punto empezó la faraónica obra de esta arriesgada vía férrea, que en 2000 fue declarada Bien de Interés Cultural. Las tremendas dificultades del terreno no disuadieron a los banqueros y comerciantes de Oporto que impulsaron y construyeron el ferrocarril entre La Fuente de Santa Esteban y Barca d'Alva buscando esa añorada salida a Europa. "Fue una historia épica a golpe de barreno", relata Maribel Bartol, una de las técnicas de la Diputación de Salamanca que ha impulsado el nuevo Camino de Hierro hasta su inauguración.

La vieja línea ofició como tren de mercancías, pero también de pasajeros y de correo entre estos pueblos salmantinos pegados a la raya con Portugal pero lejos de todo. En los años 50 del siglo pasado pasó a manos de Renfe hasta que cerró definitivamente en 1985 por falta de rentabilidad.

Hay que ser de esta España hoy vacía para entender lo que significa el renacimiento de los últimos 17 kilómetros de la vía, aunque sea con fines turísticos. "Para nosotros, el Camino del Hierro siempre ha sido la eterna esperanza. Cuando llegó no nos lo creíamos", asegura Maribel, que nació en Hinojosa de Duero y creció montando en el tren. "Estamos ilusionados y expectantes ante las oportunidades que puedan venir". A juzgar por los número que arrojan los primeros meses, la apuesta por la ruta ha merecido la pena con una media de 145 visitantes al día. Eso, pese a que todavía apenas se ha dado a conocer.

Cierto es que no es un itinerario para todos los públicos. Se tarda una media de seis horas en cubrir la distancia que separa la estación de La Fregeneda al muelle de Vega Terrón, principio y fin de la ruta. Eso sí, la experiencia está repleta de singularidades. Una vez superado el Túnel número 1 lo que aparece es un espectáculo natural por donde parece no haber pasado el tiempo. A la izquierda, en el fondo del cortado aparece el río Morgáez.

Muelle fluvial de Vega Terrón
No se escucha absolutamente nada que no sea la Naturaleza. Encinas, enebros, higueras y chumberas abrazan las vías. Atentos hay que estar al cielo para detectar buitres leonados y alimoches. También al suelo: ojo con las traviesas y el balasto que piden destreza al caminante. Nada que ver con cómo estaba cuando hace tres años empezaron a limpiarlo. "Era una selva. En muchos lugares ni se veían las vías".

El Túnel número 3 tiene su aquel. Es el hogar de una de las colonias de murciélagos más importantes de la Península. Este verano, el camino estuvo cerrado al público durante la época de cría. Al ser curvo, el 3 ofrece oscuridad total. No os preocupéis. Están colgaditos, a su aire. Pero se les oye silbar, vaya si se los oye silbar. La recompensa al otro lado es la aparición del río Águeda, encajonado en el lado izquierdo, que nos acompañará hasta el final del camino. Por cierto, el sendero es de una sola dirección. Una vez realizado, unas furgonetas se encargan de llevar a los visitantes de vuelta al punto de partida.