David Crosby |
Nacido en el seno de una familia acomodada en 1941, su padre era Floyd Crosby, cineasta que obtuvo incluso un Oscar en el año 1931. David llegó a asistir brevemente a la universidad, pero pronto la abandonó por la música. Había formado un grupo llamado The Jet Set que se convirtieron en The Beefeaters y después, en The Byrds. Con este último grupo, Crosby demostró de lo que era capaz: hermosas armonías que quedaron para siempre en "Eight Miles High", "So You Want to Be a Rock Star" y "Turn! Turn! Turn!". Fueron algunas de las mejores canciones de la banda, que abandonó por incompatibilidad de personalidades con Roger McGuinn. No puede culparse exclusivamente a este último de la ruptura: David Crosby era ya por entonces y lo sería el resto de su vida, a partes iguales, un bromista y un egocéntrico, un genio y alguien insoportable.
Junto a Stephen Stills, de Buffalo Springfield, y Graham Nash, de The Hollies, David Crosby formó el supergrupo "Crosby, Stills & Nash", al que se sumó efímeramente Neil Young en 1969. De entre la larga lista de grandes canciones del grupo, algunas de las mejores, como "Déjà Vu", "Long Time Gone" o "Almost Cut My Hair" fueron escritas por Crosby. El sonido acústico y las armonías del grupo conectaron perfectamente con la mentalidad de los años setenta, la cultura "hippy" y los ideales de una generación. Más de medio millón de personas estaban en Woodstock para ver al cuarteto en directo. La manera en las que las cuatro voces empastaban y sus delicadas y sensibles composiciones contrastaban con la realidad detrás del telón. Luchas de egos y celos, consumo desaforado de drogas y desconfianza mutua emponzoñaban el ambiente del camerino. Los cuatro miembros del grupo hacían escaso honor a los ideales de "paz y amor" y por eso la magia duró muy poco.
En el verano de 1970, cuando son enormemente populares, el grupo se toma un paréntesis. Stephen Stills no está conforme con su protagonismo en la formación y es quien provoca el parón. David Crosby publica su debut en solitario "If I Could Only Remember My Name", con las colaboraciones de Joni Mitchell (con quien mantenía una relación romántica) y miembros de Grateful Dead y Jefferson Airplane. Irónicamente o no, el título del disco hace justicia al modo de vida de Crosby durante muchos años. El guitarrista fue el paradigma de músico de los setenta: apetito voraz por las drogas, permanente contradicción con el éxito (en el fondo, auténtico anhelo por él y solo una pequeña parte de vergüenza por lograrlo) y sentido del humor suficiente para sobrevivir a ambas cosas. En 2014, Crosby reconoció que ignoraba por qué él estaba vivo "y Jimi (Hendrix) o Janis (Joplin) no lo estaban. No me lo puedo explicar". Muestra de las al menos aparentes contradicciones de Crosby es que era, a la vez, defensor acérrimo del consumo de marihuana y de la posesión de armas. Fue detenido por ambas cosas a la vez, por cierto, varias veces. La última, en Nueva York en 2004.
"Crosby, Stills & Young" se reunieron en 1977 al olor de unas jugosas ganancias. Incluso Neil Young se apuntó en hasta tres ocasiones (2000, 2002, 2006) a la fiesta para ensanchar su peculio. Sin embargo, en 2016 una fuerte discusión entre Crosby y Nash terminó con el trío para siempre. Crosby reinició su carrera en solitario a partir de entonces. Durante los años ochenta, su consumo de drogas llegó a ser frenético. Ingresó en varias clínicas de desintoxicación y llegó a entrar en prisión por un breve período de tiempo. En 1986 logró dejar las drogas duras (no la marihuana) pero su modo de vida le pasó factura. En 1994 fue sometido a una operación de trasplante de hígado. Uno de los hechos más trascendentes de la vida de Crosby tuvo lugar en 1995, cuando logró reunirse con su hijo Raymond, al que había reconocido pero dado en adopción durante los años sesenta. Juntos grabaron tres álbumes. Además de sus incuestionables virtudes y talentos musicales, a Crosby hay que agradecerle y reconocerle su sentido del humor, que predominó sobre su mal carácter cuando fue lo suficientemente maduro. Nunca se tomó a sí mismo demasiado en serio.