Burgos es uno de los hitos fundamentales para comprender el trazado peninsular del Camino de Santiago. El paso de esta vía de peregrinación jacobea marcó la historia y el desarrollo urbano de la ciudad durante varios cientos de años. Todas sus instituciones religiosas, incluida su Catedral, giraban alrededor de los peregrinos. Además, sus 35 hospitales convirtieron a la ciudad del Arlanzón en la más hospitalaria de Europa.
Fue tanta la influencia del Camino de Santiago en la configuración urbana de Burgos, que en el plano actual se ha conservado con toda exactitud el trazado histórico de la ruta de peregrinos.
Recorrer el Camino de Santiago sin salir de Burgos
Sin necesidad de llegar hasta Santiago, en Burgos se puede realizar uno de los tramos urbanos más interesantes de todo el trazado jacobeo. Por ejemplo, la calle de las Calzadas no puede negar su origen con un nombre tan evocador.
Pero, el lugar ideal para comenzar es la plaza de San Juan, un amplio espacio urbano al que se abren el monasterio de San Juan -con el museo del pintor Marceliano Santamaría, el Hospital de San Juan, hoy en día Casa de Cultura, y la iglesia de San Lesmes, un notable ejemplar gótico burgalés de finales del siglo XV.
Tras cruzar el puente medieval sobre el río Vena, el arco de San Juan permite enfilar por toda la larga calle del mismo nombre. Siguiendo las conchas jacobeas que señalan la buena dirección, pasaremos muy cerca de la barroca iglesia de San Lorenzo que da nombre a una de las calles gastronómicas del casco histórico. Muy cerca se encuentra el Palacio de Capitania, hoy Museo Histórico Militar.
Ahora por la calle Avellanos, en la que predominan las típicas galerías de madera acristalada pintadas de blanco, alcanzamos la calle de San Gil, que por la derecha conduce hasta la iglesia del mismo nombre. Esa misma calle hacia la izquierda se asoma a la plaza de Huerto del Rey o de La Flora, llamada así popularmente por la estatua de esta diosa pagana que preside, desde lo alto de su fuente, un alargado espacio urbano. Es muy interesante la singular perspectiva de la Catedral que se disfruta desde el lugar.
El Camino continúa por la calle Fernán González, pasa junto al albergue de peregrinos, uno de los mejores y más modernos de Europa. Tras pasar por la plaza de los castaños, el Camino nos lleva hacia la Catedral para disfrutar con una de sus perspectivas más insólitas.
Dejamos atrás la Catedral y la iglesia de San Nicolás de Bari, de visita ineludible, aunque solo sea por admirar su hermoso retablo renacentista labrado en piedra, obra de finales del siglo XV de Simón de Colonia.
La Ruta Jacobea pasa cerca del arco de Fernán González, el monumento al Empecinado y el Solar del Cid. El arco mudéjar de San Martín permite salir del casco antiguo y amurallado de la ciudad y emprender el descenso hasta el puente de Malatos y el río Arlanzón. Por el sombreado parque del Parral es fácil localizar la capilla de San Amaro y el renombrado Hospital del Rey.