Como ocurrió en el pasado con otros éxitos europeos como Tres solteros y un biberón, El peor vecino del mundo es un "remake" de la película sueca Un Hombre llamado Ove, de Hannes Holm (2015) que, incluso, fue nominada a los Óscar del 2017 en la categoría de mejor película extranjera y mejor maquillaje. Basada en la obra escrita por Fredik Backman, la adaptación que ha realizado el guionista David Magee (La vida de Pi) es bastante fiel al texto literario, y a su película predecesora, pero con una visión más amable.
Otto Anderson es un cascarrabias con pocas ganas de vivir tras la muerte de su esposa, tanto es así que su objetivo es acabar cuanto antes con su existencia. Lo que no predice es que sus planes serán frustrados debido a la llegada a su urbanización de una escandalosa familia que requerirá su ayuda una y otra vez.
Tom Hanks no tiene el rictus de su predecesor, el actor sueco Rolf Lassgard, por lo que, desde la primera imagen, los que hayan visto la película original saben que todo va a discurrir de forma menos agria. Que a la estrella de Hollywood le gustaba encarnar a ese jubilado gruñón se deduce desde el momento que él y su esposa, Rita Wilson, están involucrado en la producción de la misma. Para la dirección han contado con el excelente cineasta Marc Forster, muy polifacético en su carrera profesional con títulos tan diferentes como Descubriendo Nunca Jamás o Quantum Solace. Ello ha propiciado que se trate de una comedia dramática agradable y entretenida.
En su interior encierra una historia de amor con mayúsculas, y su contenido general sigue las pautas del famoso poema de John Donne que venía a decir que "Nadie es una isla, completo en si mismo, cada uno es una parte del continente, una parte del todo" porque, como pronto se percata Otto, su forma de actuar repercute en los seres que tiene a su alrededor, esos vecinos a los que hace la vida imposible con su perfeccionismo.
La versión americana habla, como la sueca, de la soledad de los ancianos pero incluye una denuncia explícita a los hijos que dejan abandonados a sus padres cuando son mayores y a la especulación inmobiliaria, con profesionales sin corazón capaces de hacer cualquier cosa por apropiarse de fincas apetecibles. No obstante, con lo que juega para la parte más cómica es con el tema de la buena vecindad. Mariana Treviño interpreta a esa mujer hispana que resulta ser una verdadera fuerza de la naturaleza, capaz no solo de ser el motor de su familia sino de estar pendiente de los demás. Seres así los hay aunque, como ocurre en este film, resulten "agotadores"
Sin duda, es muy oportuno estrenar en fechas navideñas una película como El peor vecino del mundo que transmite buenas vibraciones.