Cuando se acerca el otoño, hacia finales del mes de septiembre y principios de octubre, en muchos lugares de España se da un espectáculo sorprendente. Comienzan a escucharse unos sonidos muy característicos al despuntar el alba y cuando está a punto de ponerse el sol.
Estos sonidos son los que le dan nombre al acontecimiento, ya que se trata de berridos producidos por los machos del ciervo en época de celo. Nos estamos refiriendo a la berrea.
La berrea marca la época en la que el ciervo rojo comienza con sus rituales de apareamiento. También es una señal de que el verano ha terminado y comienza el otoño.
Los ciervos macho dan berridos para anunciar tanto a las hembras como a otros ciervos rivales que están por la zona.
Las hembras se quedan esperando a que dos machos se encuentren, ya que cuando ocurre se da otro acontecimiento que forma parte de este espectáculo natural, que se ha convertido en un gran atractivo para los amantes del campo.
Cuando un macho se encuentra con otro, comienzan a berrear más fuerte, y se preparan para chocar sus cornamentas en una lucha feroz. Pueden pasarse horas haciéndolo, hasta que uno de ellos se da por vencido, agotado, y deja que el vencedor recoja su premio. En este caso se trata de copular con las hembras, que han estado esperando con paciencia hasta que el mejor semental se haya impuesto.
De hecho, las hembras no se inmutan mientras dura la lucha. Quieren que sus crías tengan el mejor material genético, y por eso se quedan esperando hasta que el más fuerte gana la batalla. Solo después puede comenzar el ritual de apareamiento.