"Lobby" del Hotel Royal Mansour, en Marrakech |
Su cometido se consigue nada más traspasar sus muros. Arropados por un exuberante jardín de dos hectáreas –con el sello español del paisajista Luis Vallejo-, sus 53 riads conforman una oferta de alojamiento difícil de superar.
Habitación en un riad |
Todo en el Royal Mansour es amplio y espacioso (hay riads de entre 140 y 1.800 metros cuadrados, con un precio por noche que parte de los 1.200 €) y se sustenta en un servicio impecable que combina máxima atención al viajero, casi anticipándose a sus deseos, con la garantía de privacidad que tiene su culmen en el entramado de túneles subterráneos y las puertas secundarias por los que se mueven los trabajadores para resguardar este ambiente de retiro y exclusividad.
En la construcción del hotel participaron 1.500 artesanos y su legado es visible a cada paso, con magníficos artesanados, suelos, azulejos, puertas de madera, alfombras, muebles a medida y textiles que permiten una inmersión total en su rica y ancestral cultura. Uno de los puntos obligados de visita es su spa, de 2.500 metros cuadrados decorados con celosías ornamentales de metal y con uno de los baños ‘Hammam’ más valorados del mundo, además de los últimos tratamientos de estética.
Terraza de un riad |
La visita a Royal Mansour se puede complementar, por supuesto, con pasar un rato en las tumbonas o nadar en su gran piscina, dar paseos por el jardín, entrenar en su gimnasio, tomar sus clases de yoga impartidas por un auténtico maestro indio o de arte en el exquisito invernadero de cristal, pedir una cenas privada en el propio riad -en su gran salón o en la encantadora terraza- y más planes idílicos en este oasis en el que el tiempo se detiene y los sueños se hacen realidad.
Royal Mansour Marrakech está situado a solo unos pasos de la animada Medina de la ciudad y de la conocida plaza "Jemaa El Fna", y ambas merecen un largo paseo. También están cerca el "Museo de Yves Saint Laurent", un enamorado de este destino marroquí, y sus "Jardines de Majorelle". El hotel organiza para sus huéspedes visitas guiadas por estos y otros puntos de la ciudad, paseos en globo, cenas en el Atlas bajo las estrellas y divertidos tours en ‘sidecar’ de época (y de película) con un chófer que también hace las veces de guía privado.